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LA INVASIÓN DE LOS CALABAZOIDES
Prólogo
Érase una vez que se era…, un brillante científico de nombre Freeman, profesor de bioquímica en la Universidad de Atlanta, quien, entre clase y clase, gracias a una beca de la empresa Syteck Sciences, estaba a punto de descubrir una vacuna definitiva contra el cáncer.
Lo que Freeman tenía entre manos era un potentísimo suero cuyo principal ingrediente, o principio activo, es la tricolamina, una proteína que se obtiene de la pulpa de calabaza tras someterla a un proceso de ionización con rayos zeta. Pero no servía cualquier calabaza, sino las de una región especial, sita en los límites del desierto de Nuevo Méjico.
Este suero, llamado PK31, estaba en fase de pruebas con ratones, y el porcentaje de éxito era de un noventa y cinco por ciento. Y, lo más importante, no se habían registrado efectos secundarios de ningún tipo, hasta que…
Freeman era un tipo inteligente, pero un pobre iluso al fin y al cabo. Soñaba con la posibilidad de tomar un café con la profesora de literatura, una pelirroja de armas tomar que además vivía en su mismo bloque de edificios, pero también soñaba con el premio nobel –más bien con la portada de la revista Time como elemento de cortejo–, y una mañana, cuando acudió a su laboratorio como de costumbre, ese sueño se convirtió en pesadilla. Los ratones que tenía en un jaula estaban todos muertos, y no porque sí. Lo estaban después de haberse peleado entre ellos. Los signos de violencia eran evidentes. Sus cuerpos estaban desmembrados, y había pequeños charcos de sangre por toda la jaula. Freeman se inquietó, pero sobretodo, no cabía en su asombro. Al menos tres de esos ratones tenían por cabeza algo que parecía una calabaza con enormes ojos y poderosas fauces, y no solo eso, sino que su anatomía estaba potenciada. Y fue entonces, al fijarse en los cuerpos cuando advirtió que no le salían las cuentas. Faltaba un ratón, uno que probablemente se habría escapado tras haber forzado el ensanchamiento de las rejas, en un lateral.
Algo había fallado, pero… ¿qué? ¿qué había sucedido? El suero parecía seguro. Todos los ratones de muestras anteriores habían superado sus enfermedades sin efectos secundarios, entonces…, ¿por qué los de este lote, no? ¿Qué horrores se ocultaban tras el PK31? Y…, ¿Dónde estaría ahora el ratón que se había escapado?
Freeman, nervioso, comenzó a mirar por todas partes. Bajo la mesa, en los cajones, armarios…, lo revolvió todo, pero sin éxito. El ratón, había desaparecido.
Salió del laboratorio y comenzó a buscar por todo el campus, preguntando a unos y a otros, y estuvo así casi todo el día. A la tarde, después de comerse un bocadillo de panceta, trató de sosegarse un rato mirando por el microscopio. Había que volver a replicar todo el experimento, y no se podía pasar por alto ningún detalle.
Fue entonces, cuando, con la vista fija en una gota de sangre aprisionada en el portaobjetos, sintió un cosquilleo en su mano derecha, que tenía apoyada sobre la mesa. Apartó la mirada del microscopio, y…, comprobó horrorizado como un ratón con cabeza de calabaza estaba olisqueando entre sus dedos. Cuando quiso reaccionar ya fue demasiado tarde. El ratón, de un mordisco, ya le había arrancado medio dedo anular.
Furioso, le estampó el microscopio, aplastando el ratón sobre la mesa. Después, trató de curarse la herida, y al sentirse mareado, decidió irse a casa. Se acostó, y…, en medio de la noche, saltó de la cama. En ese momento ya no era él.
Ante el espejo del cuarto de baño, comprobó una terrible realidad. Sin embargo, lejos de estar asustado, al observar como ahora su cabeza tenía forma de calabaza, se emocionó. Su nuevo look, su nueva fuerza, le parecieron irresistibles. Pero necesitaba una compañera. La pelirroja, profesora de literatura, vivía un par de pisos más abajo. En la nevera guardaba un par de muestras de su suero Pk31. Así que…, fue a por ella, a por su compañera. Ambos serían como Adam y Eva, los padres de una nueva raza que dominaría el mundo.
Pero…, lo que el doctor Freeman no sabía es que él no era más que otro ratón de laboratorio.
La invasión de los calabazoides había comenzado....
TO BE CONTINUED…
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