Si hay una etiqueta que sobresalga por encima de todas las demás, en lo que concierne a la Literatura Pulp, sin duda es la que vamos a tratar esta vez: Los «Mad Doctors». Estos, ya sean científicos o doctores, locos unas veces y malvados otras ―que no es lo mismo, aunque lo parezca―, supone una categoría lo suficientemente amplia y recurrente como para fagocitar a todas las demás, erigiéndose como la reina suprema del pulp. Bueno, quizás no tanto, pero casi, casi. [Nota Importante: El siguiente artículo se corresponde con la Introducción de una de nuestras publicaciones: «Maestros del pulp 7. Especial Mad Doctors» ¡Compra nuestro libro si quieres saber más!].
Los años cincuenta fueron muy duros. La Era Dorada Pulp había muerto, y mucha gente, al verse privada de su dosis habitual de cutrecina pulposa, de increíbles relatos e historias capaces de retorcerte la médula hasta el infinito, y más allá, sencillamente ¡enloquecieron! Sí, muchos lectores totalmente desnortados se volvieron locos por completo, o quizás ésta es la explicación más sencilla y absurda que se me ocurre para justificar el siguiente artículo, que ya de por sí es lo suficientemente raro como para entenderlo. Hablamos de un cómic, en teoría, como otro cualquiera de los años cincuenta, publicado por EC Comics, solo que en este caso con una temática poco o nada habitual. La publicación se llamaba «Psychoanalysis», y sus contenidos iban justo en esta línea; es decir, el psicoanálisis, sus teorías freudianas y algo de propaganda acerca de los nuevos medicamentos que acababan de salir al mercado; los antipsicóticos. Ya sabes ¡no olvides tomarte la medicación! «Psicoanálisis» es, sobre todo, uno de los comics más curiosos y sorprendentes que se han publicado en el siglo XX; un cómic que toma como base la interpretación de los sueños. Ahora veamos por qué.
En base a la pregunta, es muy probable que muchos de vosotros hayáis pensando en las míticas revistas Weird Tales, Amazing Stories o incluso en Argosy, como respuesta válida, ¿Verdad? Pues bien, en tal caso tengo una buena noticia y otra mala. La buena, es que estáis en la onda pulp y eso mola muchísimo; la mala, que os habéis equivocado. Pero no os preocupéis, la respuesta de sencilla tiene poco o nada. Todo depende de los criterios que utilicemos para elegir a la candidata ganadora, pero sin entrar en detalles más o menos discutibles, lo cierto es que, según varias fuentes consultadas, quizás tal reconocimiento deberíamos otorgárselo a una publicación alemana que vio la luz en el año 1919, cuatro antes que Weird Tales (marzo de 1923), y algunos más en el caso de Amazing Stories (abril de 1926); aunque posterior a Argosy (Frank Munsey, 1882), primera revista pulp estadounidense, donde se publicaban todo tipo de géneros. Hablamos de la revista alemana «Der Orchideengarten (1919 - 1921)», o lo que es lo mismo «El Jardín de las Orquídeas», especializada en historias de horror, misterio, ciencia ficción y detectivescas.
Para mí ha sido todo un placer conversar con una leyenda viva, todo un maestro de la ilustración, cuyas portadas seguro que habréis visto infinidad de veces, pues no son precisamente de las que pasan desapercibidas. Emanuele Taglietti nació en Ferrara (Italia), el 6 de enero de 1943, y es un artista italiano especializado en la ilustración de comics y novelas, con un estilo propio muy definido, colorista, irreverente, procativo, donde los elementos sobrenaturales, fantásticos y de horrror, se erigen como temas centrales. La presente entrevista nos servirá tanto para conocer al autor, a la persona en sí misma, como para darle un pequeño repaso al desarrollo del «pulp» en Italia, donde los «fumetti» alcanzaron su máxima gloria entre 1970 y 1980. El arte de estas portadas nos recuerda mucho a las clásicas revistas «shudder pulp», como Horror Stories o Terror Tales, y conocer el punto de vista de un artista como Taglietti, es una sastisfacción enorme. Por supuesto, antes de nada, agradecerle su paciencia y predisposición, pues aunque no eran insalvables, las barreras idiomáticas siempre son un escollo; así como expresar mi agradecimiento a María Corral, por ayudarme con la traducción. Sin más, así es cómo hemos conversado, y estas son las preguntas que le hemos hecho. Nota: puesto que sé que suelen visitarnos desde Italia, he decidido incluir también sus respuestas en versión original.
He decidido escribir este artículo a partir de mi propia experiencia, que no sé si llamarlo review, tutorial o, simplemente, un ejercicio de opinión. Como muchos de vosotros ya sabréis, somos una editorial humilde, a veces demasiado, y por lo tanto de escasos o nulos recursos, pero eso no nos impide en modo alguno dar rienda suelta a todos nuestros procesos creativos, que son muchos y variados, como se puede comprobar. Hasta la fecha únicamente nos dedicábamos a las publicaciones digitales (eBooks), pero tras el hackeo sufrido en la web, del que ya dimos buena cuenta hace algunas semanas, y que a punto estuvo de hacer que desapareciésemos, he reflexionado; y he decidido tomar un cambio de dirección. ¡Lo imprimiremos todo! Con tiempo y paciencia, claro está, pero no quiero dejar este mundo sin antes colocar copias impresas de nuestras obras en diferentes bibliotecas, bares, cines, discotecas, salones recreativos, y hasta en el Corte Inglés —para esto tendré que urdir un plan maestro y, sin que nadie se dé cuenta, sacar los libros de una mochila y colocarlos por los estantes, a hurtadillas; de lo contrario lo veo entre difícil e imposible—; así quedará constancia física de todo nuestro trabajo. La idea no suena mal, el problema es ponerse manos a la obra y, tras darle muchas vueltas a las diferentes opciones, hemos elegido «CreateSpace», el servicio de impresión bajo demanda de Amazon y, en las lineas que siguen, como complemento al post que en su día publicamos en nuestros foros: Como publicar en CreateSpace de Amazon, y al cual os remitimos si queréis plantear dudas o necesitáis consejo (los foros son más útiles que los sistemas de comentarios de los artículos), dejamos constancia de nuestra «experiencia».
Olga Mesmer es una de las primeras superheroínas del pulp, y una de las más destacadas; aunque debo reconocer que, por la parte que me toca, no tenía ni la menor idea de su existencia. El caso es que llevo un tiempo buscando información acerca de mujeres con súper poderes de la era dorada pulp, y a ser posible, ya sea de forma directa o indirecta, que no tuviesen relación alguna con los personajes que todos conocemos y tan afines a Hollywood, ya sea la Mujer Maravilla, BatGirl, CatWoman o SuperGirl; demasiado conocidas para mi propósito —buscar inspiración para una nueva historia que tengo en mente—. Rebuscando en la esencia primaria del pulp es donde uno se encuentra las cosas más fascinantes, y a poco que rasques saltan nombres como Fantomach; Domino Lady; The Woman In Red; Lady Satan; Mother Hubbard; The Spider Queen, o la que ahora nos ocupa, «Olga Mesmer», solo por citar algunos nombres a modo de ejemplo.
Novelas y películas de casas encantandas, ¿por qué nos gustan tanto? Mansiones embrujadas que se alzan en la noche, puertas que se abren y se cierran de forma misteriosa, ruidos inquietantes, espíritus siniestros que rondan de habitación en habitación perturbando la paz de los inquilinos, fenómenos extraños que nadie puede explicar… Lugares como el 112 de Ocean Avenue (Amityville), la Mansión Winchester en San José (California), o la Casa del Consejo de Brimsdown en Enfield (Inglaterra), son solo algunos ejemplos de moradas donde actúan fuerzas desconocidas, ya sean fantasmas, maldiciones o poltergeists. Las casas encantadas conforman uno de los temas más apasionantes tanto en la literatura como en el cine y la televisión, evolucionando desde los primeros relatos góticos del siglo XVIII (empezando por El Castillo de Otranto de Horace Walpole, que inició el género), pasando por los inicios del terror moderno (como La Caída de la Casa Usher, de Edgar Allan Poe) hasta las películas de hoy en día como La Cumbre Escarlata (Guillermo del Toro, 2015). Y aunque en principio uno pudiera pensar que todas las obras ubicadas dentro de este amplio género debieran ser muy parecidas entre sí, esto no ocurre en absoluto, pues cada historia se desarrolla en base a factores completamente diferentes (presencia de fantasmas, crímenes violentos, dramas personales, fenómenos paranormales que al final son simplemente trucos, espiritismo, vudú, etc). Y a pesar de tales diferencias, todas estas historias tienen un elemento común que las une, que no es otro que el auténtico protagonista: la casa (que en función del relato puede variar en hotel, mansión gótica, manicomio, hospital abandonado e incluso una pequeña cabaña perdida en un inmenso bosque siniestro).