SA1
Ronin te mira nervioso al presentir lo que se acerca. La sirena suena alertando a las demás patrullas de la isla y tus entumecidas piernas no están en la mejor forma para una huida a la carrera en medio de la jungla.
Seleccionas una ametralladora y varios cargadores. Comida, agua y material inservible para tus propósitos. Tras unos minutos que se te hacen eternos solo encuentras un par de granadas de mano y material suficiente para improvisar una fiesta de bienvenida a los soldados que te pisan los talones.
No hay tiempo que perder, con un poco de alambre y unas ramas creas una trampa que activará las granadas en cuanto alguien se acerque a los cuerpos de los soldados; camuflas los posibles rastros y te alejas lo suficiente para ver el espectáculo.
Justo a tiempo. A los pocos segundos de tumbarte tras un tronco cercano a la jungla ves como dos parejas de cabezas cuadradas se precipitan sobre la masacre. Tres, dos, uno...
¡BOOM!
Bienvenido, míster Sneider, susurras tras la explosión.
Sobre la arena blanquecina y los troncos de palmera, los restos de los nazis caen seguidos de una lluvia de sangre y vísceras. Nadie sabe jugar a este juego como tú.
Ronin te mira con la lengua colgando de una sonrisa. Ahora tendrás tiempo de recomponer tus fuerzas y encontrar a tus compañeros antes de que acaben con ellos.
En la espesura de la jungla encuentras un lugar idóneo. Tú y tu fiel compañero hacéis una breve parada para comer y beber, pones a punto la MP40 que has conseguido y organizas un plan.
Según la posición del sol y la última lectura que hiciste en la cabina del buque del gobierno, sabes que no andas lejos de la ruta de destino del Black Swan, por el capitán Jack Solloway: unas coordenadas que apuntaban al medio de la nada.
El ruido de la sirena venía del este, eso te hace suponer que tal vez tengan allí a Lucy y a los demás. Desde la colina que se levanta a occidente podrías ver qué se cuece más allá de la playa.
El tiempo juega en tu contra, así que comienzas a ascender la colina cuando escuchas el ruido de disparos y un extraño zumbido eléctrico que te pone la piel de gallina. Ronin ladra y se adelanta a la carrera.
Cuando llegas a la cima no puedes creer lo que ven tus ojos.
Al este hay un camino que bordea hasta el norte, donde se levanta en la costa una torreta de vigía. Un poco antes, al sur, ves atracado tu embarcación, el Black Swan, y a su lado el enorme submarino alemán. El camino se extiende hasta los barracones, más allá de una pequeña foresta, de donde posiblemente hubiera sonado la señal de alarma. Pero lo que realmente te llama la atención es el grupo de soldados alemanes que corren aterrados hacia dichos barracones.
Entre la espesura de la selva, donde las palmeras se retuercen apartadas de su camino, ves una figura gigantesca del tamaño de un camión de bomberos; al principio crees que se puede tratar de un tanque de los aliados, pues las patrullas nazis disparan ráfagas contra la mole, pero se trata de algo imposible de existir en este mundo.
La enorme criatura se abre paso entre los troncos de árboles mientras una línea quebrada, como un rayo eléctrico de tonalidades iridiscentes, sale de la protuberancia de su cabeza hacia el casco de uno de los alemanes. La cabeza del soldado estalla y arcos voltaicos recorren su equipo de metal, con chispas nerviosas. El monstruo es una abominable copia a gran escala de un molusco baboso cargado de una concha en forma de espiral. Su único ojo brota del apéndice retráctil de donde salen los mortales relámpagos. Tu experiencia como biólogo te dice que tal criatura es el resultado de una mutación, posiblemente su origen sea el más común de los caracoles transformado ahora en una máquina de matar.
¿Qué decides? A continuación, tienes 2 opciones:
Opción 1: Dar un rodeo a la monstruosa criatura y llegar hasta los barracones, donde esperas encontrar a tus compañeros. Pincha aquí
Opción 2: Dirigirte hacia la torre vigía, la cual parece tener una antena de radio. Pincha aquí