En busca del exoplaneta habitable más parecido a la tierra; aunque mejor que no esté demasiado lejos
Acabo de enterarme por los informativos de la tele, y… ¡joder!, creo que ésta es una de las noticias más emocionantes en lo que llevamos de siglo. Al menos ahora, en caso de tener que evacuar nuestro querido planeta, precipitadamente, por lo menos ya sabemos a dónde tenemos que ir, lo cual no es poco. El otro día hablábamos de la que sería, según la ONU, nuestra embajadora espacial en caso de invasión extraterrestre (quiero decir visita); y si las cosas se pusiesen feas, tal y como augura Stephen Hopkins, ahora, el hecho de contar con una vía de escape o planeta de repuesto, creo que es motivo de alegría, eso como poco. Lo malo…, será llegar hasta allí.
Este planeta, que responde al nombre de Gliese 581g —a ver si se lo cambian por otro algo más amigable, seguramente “Zarmina”—, fue descubierto en septiembre por un equipo de astrónomos en el programa de búsqueda de exoplanetas de Lick-Carnegie, y es, hasta la fecha, el más parecido a La Tierra, en lo que se refiere a condiciones de habitabilidad. Dicho programa está dirigido por Steven Vogt, profesor de astronomía y astrofísica en la Universidad de California en Santa Cruz, y el co-investigador Paul Butler del Instituto Carnegie de Washington.
Gliese 581g, o “Zarmina” (nombre de la esposa de Vogt), se encuentra a la distancia apropiada de una estrella, de la cual recibe la suficiente energía para tener agua líquida en la superficie (se supone que no hará ni mucho frío, ni mucho calor), junto con una gravedad adecuada que permite la existencia de atmósfera, dos de los factores más importantes para que se dé el milagro de la vida. El único problema es que no queda precisamente cerca, si no más bien, dista unos 20 millones de años luz, y esa es, en cierto modo, la gran decepción. Según las previsiones de los científicos, aún tardaremos unos 200 años en hacer llegar una sonda, para que lo fotografíe todo, así que todas mis ilusiones de embarcarme en alguna aventura espacial, se han esfumado por completo.
Lo curioso de este planeta es la forma que tiene de orbitar alrededor de su estrella, y es que los años tan solo duran 37 días. Por lo que he podido entender, no todo son maravillas, pues habría dos mitades, una en la que siempre es de día, con temperaturas demasiado elevadas, y otra en la que siempre sería de noche, siendo el frió insoportable. Queda entonces, una amplia franja central, en la que si podríamos vivir. Y no nos preocupemos, que seguro hay sitio para todos. Además, estoy convencido que este hallazgo será el primero de muchos, solo hay que saber apuntar el telescopio en la línea correcta, tal y como hizo el equipo de Vogt.
Lástima que hoy por hoy la conquista del espacio sea una utopía, y lástima que los gobiernos no se vuelquen más con este tipo de investigaciones, y es que no hay más que echar un vistazo a los transbordadores espaciales para darse cuenta lo lejos que estamos de construir una nave capaz de ir más allá de la Luna, suponiendo que alguna vez hubiésemos llegado hasta allí, cosa que dudo. El tema de momento está muy complicado…, el otro día vi un reportaje acerca de la construcción de estas naves, y ponían como principal escollo (bueno, fue uno de los que más me llamó a la atención), el tema de la gravedad. ¿Cómo conseguir gravedad dentro de la nave? Sin gravedad, el cuerpo humano no podría soportar largos viajes, y la única solución, teóricamente posible, era la que precisamente utilizó Stanley Kubrick para su película 2001 Odisea en el espacio ¿os acordáis? Era como una enorme rueda que no paraba de girar; de girar como si fuese un planeta. Sin embargo, algo que parece tan sencillo, de momento es demasiado complicado, por no hablar de muchos otros inconvenientes… Creo que, por desgracia, no podemos hacer otra cosa que viajar con la imaginación.