Todo ha tomado su lugar. Descarto la idea del horror cósmico y centro toda la trama en una sola sesión de espiritismo. También, según vuestras indicaciones, me he dado cuenta que la historia está mejor posicionada en el 1900 y no, como yo pensaba, en la actualidad. Eso me ha dado la gran idea.
Harry Lacombe, famoso ilusionista inglés, es llamado a servir a la corona con sus servicios.
Corre el año 1901, a los pocos días de la muerte de la Reina Victoria I. Harry es llamado por la aristocracia inglesa para destapar cualquier intento de truco o estafa de una sesión de espiritismo que sucederá en el Buckingham Palace. En aquella época los espiritistas estaban en pleno auge de credibilidad y la casa Windsor, heredera de la Reina Victoria I, esperaban las últimas palabras de la monarca que no pudo decir en vida.
Aquí es donde entran en juego los vampiros :evil: , interesados en colocar a una marioneta en el trono intentan convencer que la difunta reina quería cambiar de opinión sobre la línea de sucesión. Naturalmente esto no se sabe hasta que desarrollamos el nudo de la trama.
El desenlace irá en auge hasta un inevitable duelo de nuestro protagonista con el poderoso vampiro que se encuentra detrás del ardid.
Toda la narración será expuesta a través de los ojos de Gustav, el ingeniero inventor a cargo de los trucos de Harry Lacombe, el cual lo acompaña en la velada y solo narrará lo que ocurre desde un punto de vista ideal para la intriga (la fómula holmesiana del Dr. Watson).
Quisiera hacer de Lacombe una mezcla entre Houdini, Sherlock y el británico agente especial 007, con toque Steampunk en sus recursos; a ver qué sale de ahí.
HT2014:Escritor