EI9
Decides no hacer nada, confías en que el jodido kraut no se atreverá a matar a Lucy, sabes que es un farol, y probablemente lo sea, sin embargo, Ronin no entiende de estrategias absurdas; no entiende de políticas, ni tácticas, ni rangos, ni mucho menos de faroles que no sean aquellos en los que orinar, así que, nada más ver a Lucy en peligro y, ante tu inoperancia, mientras tus ideas naufragan entre hipótesis absurdas y maquiavélicas, la bestia cánida se arma del arrojo que a ti te falta, dejándose de ladridos para emitir todo un rugido de guerra, a la par que, de un poderoso salto, vuela por los aires en dirección Lucy.
Es tal el estruendo, la rabia guerrera de Ronin, que llama la atención de todos los soldados allí presentes. Por desgracia para él, la puntería del teniente de las SS, que ni siquiera tiene que guiñar un ojo para afinarla, es la más rápida y certera de todas. Incluso antes de que pudiese sentirse en serios aprietos, el teniente le hace un tercer ojo a tu siempre fiel amigo. Pero tus lágrimas ni siquiera tienen tiempo de alcanzar el suelo por sí mismas, y sí en bloque con tu alma y tus huesos, pues, sin quererlo, Ronin delató tu posición. Un soldado alemán, desde la torre vigía, acaba de localizarte. De inmediato, un disparo de su máuser. Ahora, sesos y lágrimas fluyen a tu alrededor, marcando el lugar de tu tumba.
¡Has fracasado!
FIN
¿Por qué no lo intentas de nuevo?