EI12
Cuelgas el fusil por la correa cruzándote la espalda, y te lanzas de cabeza a las aguas mágicas de color verde fluorescente.
El crol frontal es tu especialidad, siempre fuiste el más rápido allí dónde te luciste, y esta vez no iba ser menos. Alcanzas una velocidad endiablada y, antes de que te des cuenta, ya has rebasado el punto central.
Apenas te separan unos metros de la orilla. El clamor de Lucy que, entre gritos de ánimo todavía sigue insultándote, suena cada vez más próximo. Estás a punto de conseguirlo, sin embargo, algo te ha cazado, te sujeta con fuerza por el tobillo y tira de ti.
Sin tiempo para pensar, y sin capacidad para hacerle frente a una amenaza que surge de las profundidades del lago, te hundes irremediablemente, desapareces de la vista de tus compañeros.
Por unos instantes reina el silencio. Segundos más tarde, todos gritan al unísono:
¡Ray! Ray!!!
Pero tú no puedes responder. Pasan los minutos; suficientes para que te den por muerto. Nadie puede resistir tanto tiempo debajo del agua, ni siquiera un nadador espeleólogo experto como tú. Sin embargo, cinco minutos sin respirar no bastan para acabar con tu vida.
Emerges como un resorte, y tu nombre retumba por toda la jungla, como si obrase un milagro. Continúas nadando hacia la orilla, pero algo no va bien. Nadas demasiado rápido, y tus compañeros ya no sonríen, no aguardan por ti con los brazos abiertos, sino que huyen.
Has bebido del agua vital, un agua contaminada por la radiación de un meteorito que se encuentra en el subsuelo, y que tiene un maquiavélico plan para todo ser vivo de la isla; y ahora, tú formas parte de ese plan, eres un monstruo mutante.
Te abalanzas sobre Ronin, que no deja de ladrarte, y le arrancas la cabeza de un mordisco; a continuación, destripas a Abott, y por último, persigues a Lucy, que trata de huir desesperadamente. Le das caza, y le arrancas el corazón.
¡Has fracasado!
FIN