La crueldad innata del ser humano como leitmotiv. ¿Qué sería de nosotros si no tuviésemos que controlar nuestros impulsos?
Bueno..., tampoco se trata de fundamentar discusiones en torno a las teorías russonianas y otras filosofías gafapastas, sino más bien comentar una película ochentera bastante discreta, pero con un mensaje tan claro como inquietante: Impulso… ¡el título lo dice todo!
Tanto la literatura como el cine han reflejado de una forma u otra el caos de lo que entendemos como civilización una vez que las barreras éticas y morales se desploman. Los impulsos del ser humano primarios, Eros y Thanatos, como diría Freud, establecen una confrontación en el día a día, que, una vez el campo de juego se queda sin reglas, la fortaleza del segundo prevalecería sobre el primero (¿si, o no?).
Siempre me ha gustado la frase de Thomas Hobbes “El hombre es un lobo para el hombre” (Homo homini lupus), y además resulta bastante acertada. La trama de Impulso (1984) no es nueva, y en lo que a mí respecta, como escritor, al igual que muchos otros también he sucumbido a sus encantos.
Mi primera publicación, Polybius, la máquina del terror, nos presenta exactamente la misma historia de fondo: El impulso asesino y salvaje que todos llevamos dentro, nuestro lado oscuro. E incluso debo reconocer que varios pasajes muestran ciertas coincidencias con la película que ahora comentamos, al menos en lo que a la ambientación se refiere. Un ejemplo de ello es el momento en la cantina, el banco, la locura del sheriff, y alguno otro más, aunque el tratamiento sea completamente distinto. Si te gusta el uno, te gustará el otro.
Impulso (1984), es un film típico de serie B ochentera, de bajo presupuesto pero de altas pretensiones. Los primeros 45 minutos son muy lentos, pero eso no quiere decir que sean aburridos. Minuto a minuto, mientras se suceden una serie de extraños acontecimientos, percibirás como se masca la tragedia en un pequeño pueblecito americano. Si no has leído nada del argumento, es casi imposible que sepas por donde va a tirar la trama, tan solo eres consciente de que allí pasa algo; algo terrible, pero hasta bien adentrada la película no sabrás de qué se trata. Precisamente, cuando comienzan las primeras muertes, y cuando el ritmo se vuelve más ágil, es cuando decae un poco el interés, hasta llegar a la explicación final, tan simple como efectiva.
Como anécdotas o datos curiosos podríamos destacar a su director, Graham Baker, con pocas películas en su haber, aunque una de ellas de gran éxito, como es el caso de Alien Nacion (1988). Y en cuanto a los actores salta a la vista de inmediato que el film está plagado de caras conocidas, sobre todo la de Hume Cronyn, en el papel de médico de pueblo. Mención aparte a la sensual Meg Tilly, con esa típica belleza contenida, pero muy, muy ardiente; ardiente y deliciosa. De inmediato me ha recordado a Natalie Portman, nada más aparecer en los primeros compases caracterizada como bailarina —ya os habréis dado cuenta que hago mención a El Cisne Negro 2011—.
Tampoco quería dejar pasar por alto la sensación de déjà vu que sentí hacia los momentos finales, y es que parece todo un calco de The Crazies (2010) —en realidad la que sería un calco sería ésta, como es obvio—. Dicho esto, creo que acabo de reventaros la sorpresa final, en caso de que hayas visto la película que acabo de citar, pero en fin…, lo siento. Ah, y que nadie se deje engañar por ese cartel tan pastelero —habría que fusilar al responsable—, porque seguro que más de una, o de uno, se habrán llevado un chasco de los gordos si en alguna tarde ochentera de videoclub le ha dado por alquilarla pensando que sería alimento para un romántico corazoncito…. ¡ja!
IMPULSO, 1984
Sinopsis: Una joven viaja con su pareja a su pueblo natal debido al accidente de su madre que la ha dejado en coma. Cuando llegan empiezan a notar extraños comportamientos en los habitantes. Empiezan a investigar cual puede ser el origen de esta circunstancia, pero los casos de ansiedad y violencia se suceden cada vez más, teniendo que luchar por sus vidas antes de que llegue el caos total.
FICHA: Titulo Original: Impulse. GENERO: Terror. PAIS: Estados Unidos. DURACION: 91 Minutos. AÑO: 1984. DIRECTOR: Graham Baker. GUION: Bart Davis; Don Carlos Dunaway; Nicholas Kazan; INTERPRETES: Hume Cronyn; John Karlen; Meg Tilly; Tim Matheson. PRODUCTOR: Tim Zinnemann. FOTOGRAFÍA: Thomas Del Ruth. MUSICA: Paul Chihara. MONTAJE: David Holden
Lo Mejor: Buen título, buenos actores, y dirección correcta para una historia super trillada, pero que no por ello deja de ser interesante.
Lo Peor: Producción de bajo presupuesto, y aunque mantiene la tensión, no llega a sorprender.
Veredicto: No solo te sugiero que le eches un vistazo, sino que además, si te gusta el tema de fondo, que lo compares con uno de nuestros títulos: Polybius, la máquina del terror.
Galería de Imágenes:
Aquí la pareja de tortolitos..., que majos, y que tontitos.
-Chicos, este pueblo ya no es lo que era.
-Que sí, amigo..., en la barbería ya te ponen la espuma, no hace falta que la traigas de casa.
-Bufff..., vaya mierda de cena nos ha preparado el colgado este.
-Sheriff..., ¿para qué sirve el seguro en una pistola?
-Eso no es una pistola, idiota, es un revolver..., y no dejes apuntar a los pringaos
-Sheriff..., su madre nos ha insultado... ¿qué piensa hacer al respecto?
-¡Joder, como me pitan los oidos?
-No sé si llevarme estos líquenes para la sopa..., cualquier cosa mejor que la bazofia del viejo.
-Maldita chusma..., no saben que mi madre tiene el síndrome de tourette. Con la ilusión que le hace repartir insultos..., ya verás mamá, ya verás como nadie volverá a quejarse.
-Sheriff... ¿Pero qué ha hecho? ¡se ha cargado al pueblo entero! ¿Ahora que hago, irme al paro? Al menos podía dejarlos malheridos, digo yo.
-Naaa..., ha sido un impulso nervioso. Seguro que aún queda algún jodido con vida, no se preocupe.
-Tranquilo jefe..., aquí está su ayudante para rematar la faena.
-Joder colega, al final se ha armado un cristo de cojones. Me parece a mi que lo de ir a echar un polvo al burdel lo dejaremos para el siguiente pueblo.
Pues sí..., pues sí.