Como la gaseosa, tras la explosión inicial, arrolladora, solo queda un batiburrillo de cameos, y un desconcierto ridículo y soporífero. La historia de las brujas, muy desaprovechada
Ahora mismo podríamos estar hablando de la película pulp española por excelencia; la perfecta revisión del tópico «Witches Tales», más todavía teniendo en cuenta que el argumento escogido se basa en una historia real, y con enormes posibilidades, pero no, no será éste el caso, y todo por la santa manía del director por no saber, o no querer, encontrar el punto de equilibrio entre humor negro castizo, y el ridículo más absurdo y bochornoso. Anoche revisé esta película, no sin cierto resquemor, pues el genial Alex de la Iglesia, el paladín de nuestro cine patrio, llamado a rescatar del olvido al mejor fantaterror de todos los tiempos, otrora vilmente soterrado por Almodóvar y su troupe, y quien nos sorprendió con títulos como El Dia de la Bestia, ahora, y tras sus últimos fracasos como Balada de Trompetas, pues me costaba esperar algo bueno de Las Brujas de Zugarramurdi, más viendo algunos de los nombres que encabezaban el reparto. Sin embargo, al poco de arrancar la película, comencé a vibrar como nunca antes lo había hecho, pellizcándome, y así comprobar que lo que estaba sucediendo no era fruto de mi imaginación, sino algo real. Ni me estaba quedando dormido, tal como podría suceder con cualquier otro título español, y ya no digamos del citado Almodovar, ni lo que tenía en pantalla era tan malo como cabría esperar. Todo lo contrario: Una Road Movie de Impresión. Lamentablemente, el director no supo aguantar el ritmo que marcó de inicio, y en vez de rematar la faena, y dejar al espectador ojiplático, una hora y diez minutos más tarde, el guión agoniza de forma irremediable, provocando al final una extraña sensación que no sé si describir como vergüenza, o desesperanza.
La idea de base de la película es muy buena, y en líneas generales el argumento también lo es. El problema está en que la película (algo parecido me ocurrió con Lobos de Arga), aun siendo una comedia de terror, ni se toma en serio a sí misma, ni se da cuenta de que el espectador no tiene por qué comulgar con un sinfín de estereotipos ni guiños de complicidad, ridículos y vergonzosos. Había momentos que no sabía muy bien si estaba viendo una película de cine, o un capítulo de Los Hombres de Paco en plan Scooby Doo.
Demasiadas caras conocidas en papeles secundarios que lejos de meter al espectador en la trama, lo único que consiguen es sacarla de ella. Aun así, la primera parte del metraje, desde el atraco a la tienda de Compro Oro, hasta que los protagonistas llegan a la taberna en Zugarramurdi, es absolutamente excepcional. Dentro de un estilo tarantiniano, que incluso por momentos me recordaba a Abierto Hasta el Amanecer, he disfrutado de lo lindo con el delirio que nos propone el director. Incluso se perdona que a veces no se entienda bien el dialogo, cosas de la dicción, supongo, porque todo da igual. La película raya a un nivel altísimo de acción y entretenimiento, donde el papel estrella se lo lleva el taxista, con una muy buena interpretación de Jaime Ordoñez. Quizás se le echa en falta un poco más de violencia (a medida que avanza la cinta esta se vuelve cada vez más infantil), y menos comicidad, pero aun así, mantiene el tipo. El problema vino después.
Una hora y diez minutos más tarde, cuando los protagonistas llegan a Zugarramurdi, y las brujas comienzan a hacer de las suyas, la película, en vez de repuntar (pues la parte fantástica es la que debería dejar impronta en el espectador), fracasa vergonzosamente. Las brujas son ridículas, y Carmen Maura, no pega. A partir de este momento la película, la trama, el exceso de personajes sobrantes, cameos que lastran el ritmo narrativo (algunos patéticos como el dúo Santiago Segura-Carlos Areces), y la retahíla de estúpidos chascarrillos, hace que ni el espectacular cuerpo de Carolina Bang, merezca la pena el esfuerzo por mantenerse despiertos, y ver si enseña algo de chicha. Esta parte es infumable. Solo logré recuperar el interés cuando apareció el personaje de Gran Madre, algo así como una escultura de Botero, pero a lo bestia. Aunque ya era demasiado tarde.
Y lo del final (epílogo), sobraba. Tras los títulos de crédito, las primeras sensaciones que me invadieron me resultaban confusas. No sabía si había visto una película para adultos, si una nueva versión de «Las aventuras de Parchis en la Casa del Terror», si un sketch antifeminista de dos horas de Martes y Trece, o la enésima película española tipo Airbag o Torrente donde todo vale, o una tomadura de pelo en toda regla.
Buen intento, pero si uno mismo no se toma en serio lo que está haciendo ¿Cómo demonios se pretende convencer al espectador?
Lo mejor: La historia en sí, y el planteamiento inicial, muy, muy bueno.
Lo peor: La parte fantástica es tan ridícula, que produce vergüenza ajena.
Veredicto: Merece la pena verla, y la recomiendo, pero ya va siendo hora de que el director, que talento tiene, haga una película pulp como Dios manda, y no que estropee un buen producto añadiendo minutos basura con ridículos cameos, o absurdos disparates que parecen más una tomadura de pelo al espectador, que humor negro propiamente dicho.