«Planeta Prohibido (1956)», todo un clásico de la ciencia ficción bajo la atenta mirada de nuestro compañero Eihir, que la analiza para nosotros

Hoy toca reseñar uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción, un film que contiene toda la esencia pulp de las películas del espacio de antaño. Con varios hitos en su haber, como lo avanzado de sus efectos especiales, su originalidad argumental, o la introducción en el mundo fantástico del icono cultural del robot Robbie, estamos sin duda alguna ante una de las grandes producciones de los años 50 que impulsaron a un nuevo rumbo a la ciencia ficción (junto a otro gran clásico como fue La Guerra de los Mundos, de 1953). Si bien es cierto que existe una novela de Planeta Prohibido, escrita por Philip MacDonald con el seudónimo W. J. Stuart, ésta es posterior al estreno de la película, un caso curioso y bastante excepcional dado que la situación más usual en la época era la contraria: producir un film basado en una novela pulp preexistente.

¿De qué va esto?

El argumento del film es sencillo a priori, presentando al espectador las peripecias de los integrantes de una nave espacial (el crucero C57D), que viaja al planeta Altair IV con la misión de investigar el paradero de otra expedición al mismo planeta que le precedió veinte años antes. Al mando del comandante Adams, la nueva expedición descubre que de la antigua solo sobrevive el huraño y extravagante Dr. Morbius (o Moebius, según la versión), quien intenta evitar a toda costa que la nave recién llegada aterrice en el que considera su planeta. Cuando Adams y su tripulación consiguen al fin aterrizar, descubren que en realidad Morbius no está solo, y que junto a su hija Altaira y el robot Robbie hay algo más, una presencia extraña y también peligrosa. Poco a poco Adams y sus amigos descubrirán que dicha presencia es un poderoso ente hecho de energía que comienza a asesinar a la tripulación y a dañar los equipos tecnológicos de la nave. Gracias a las explicaciones de Morbius, Adams comprende que la extinción de los Krell (la raza originaria que habitaba el planeta), su legado de maravillas tecnológicas y el misterioso ente sobrenatural son hechos íntimamente ligados. Por ello deberá aliarse con el doctor y su hija para poder conseguir derrotar a la peligrosa entidad, en un sorprendente final donde se explicará la verdadera naturaleza de dicho ser…

Lo primero que hay que destacar de esta película son los efectos especiales, todo un alarde de medios teniendo en cuenta de que hablamos de una producción de los años 50. Cycloramas, pinturas matte (algunas con más de 150 metros), efectos de cámara, maquetas,… son ejemplos de que la productora MGM lo dio todo en su momento para que no faltara nada que un gran presupuesto no pudiera comprar. Por supuesto que hoy en día están totalmente obsoletos, pero para aquellos amantes del cine pulp clásico estamos posiblemente ante la mejor película del género en su época, una producción de Serie A que desbancaba a las cintas de Serie B arquetípicas de la década. Pero lo mejor de todo es que esa dotación de recursos acompaña en todo momento a la historia, algo que ocurre escasamente en la cartelera de hoy en día.

 Claros ejemplos de estos efectos de calidad constituyen la nave espacial de los protagonistas, la belleza de los decorados del planeta (cuyo detallismo evoca en todo momento el misterioso paraje alienígena), o el sonido electrónico que impregna todo el film y que le otorga un cierto tono hipnótico. Y para completar los efectos, el vestuario, los diseños y la ambientación está, por supuesto, Robbie el Robot. Y es que este simpático muñeco Michelín metalizado hizo en Planeta Prohibido su primera incursión en el mundo del espectáculo, que luego se extendería a la secuela (El Chico Invisible, 1957), y en series como Dimensión Desconocida o Perdidos en el Espacio. Cierto es que debajo del disfraz había siempre una persona, pero su aspecto exterior fue en su momento todo un logro técnico, además de que fue el primer robot en comportarse dentro de las tres leyes de la robótica de Isaac Asimov (un robot no puede dañar a un ser humano, siempre debe obedecer las órdenes de los humanos, y siempre debe proteger su propia existencia).

Además de los efectos especiales, visuales y sonoros, hay muchas más cosas que hacen las delicias de los amantes de la ciencia ficción. Detalles como las pistolas láser, los uniformes, la belleza de Altaira y sus (cortas) minifaldas, grandes escenarios, puertas de Adamantium irrompibles, máquinas que aumentan la inteligencia, un monstruo invisible que deja huellas a su paso, etc.

Por lo que respecta al guion, Cyril Hume se inspiró en la obra shakesperiana La Tempestad, y si bien las similitudes están muy bien camufladas no se pueden pasar de largo. Si en la obra original unos marinos naufragados llegan a una isla gobernada por el brujo Prospero y su hija Miranda, en la película un crucero de los Planetas Unidos aterriza en el planeta Altair IV, donde una colonia de terrestres ha desaparecido. En el lugar del duende Sprite original ahora nos encontramos con el sirviente robótico Robby. Y donde antes había un deforme Caliban, ahora hay un monstruo invisible asesino. Y todo esto adornado con todos los elementos pulp posibles: un grupo de exploradores espaciales, un científico tan brillante como extravagante, una bella joven en peligro, una misteriosa civilización alienígena y un robot gracioso.

Pero debajo del argumento principal puede escarbarse para encontrar algo más profundo, como una de las principales preocupaciones de la Norteamérica de los años cincuenta: el tema de la ciencia y los avances tecnológicos, tan necesitados como temidos. El ejemplo lo hallamos en el personaje de Morbius, un sabio y poderoso científico poseedor de un conocimiento tecnológico superior, pero cuya mente ha sido trastornada tornando sus actos en puro egoísmo y convirtiéndole en un ser peligroso. Como narraba H.G. Wells en sus novelas, la ciencia puede ser peligrosa. Sin embargo, aquí se produce una pequeña evolución en dicho mensaje, y es que la tecnología en manos competentes puede derrotar al enemigo. Los científicos son los malos, y los ingenieros son los buenos.

Datos Técnicos

En el apartado del equipo técnico, en la silla de director se sentó Fred McLeod Wilcox, conocido por sus trabajos en las películas de la perra Lassie o la adaptación de la novela infantil El Jardín Secreto, pero cuya obra cumbre es Planeta Prohibido.

Como protagonista principal tenemos al bueno de Leslie Nielsen en el papel de Adams, el mismo actor que muchos años después saltaría a la fama por sus gesticulaciones humorísticas en Aterriza como Puedas o la saga Agárralo como Puedas. A pesar de lo que uno pueda creer, aquí hace un papel muy convincente como preocupado comandante de una tripulación en peligro.

El doctor Morbius está magistralmente interpretado por Walter Pigdeon, nominado al Oscar por La Señora Miniver y Madame Curie, aunque muchos lo recordarán por su papel en Viaje al Fondo del Mar, otra gran película clásica de 1961.

Anne Francis es la hija de Morbius, una criatura de belleza ingenua y celestial que desconoce su efecto sobre los hombres de la tripulación de Adams. Se desenvuelve cómodamente en su papel de chica guapa para ser salvada por el héroe, aunque tuvo roles más interesantes como la serie Una Rubia Peligrosa, por la que ganó un Globo de Oro como mejor actriz y fue nominada para el premio Emmy.

Con una inversión de 1,9 millones de dólares de la época de presupuesto, el film obtuvo unos ingresos inferiores al millón, por lo que fue un fracaso de taquilla completamente inesperado. La consecuencia de este suceso fue que tardaría mucho tiempo en verse una producción de estas características en la cartelera, volviendo las productoras a los modestos films de serie B de escaso presupuesto pero cuya apuesta era menos arriesgada.

El Niño Invisible (Herman Hoffman, 1957)

La secuela no se hizo esperar mucho y al año siguiente la MGM intentó recuperar parte de su inversión produciendo este film barato, de serie B y dirigido a un público familiar e infantil. Una película que tiene pocas cosas buenas y que se apoyaba en la figura del robot Robbie, que regresaba para formar equipo con un niño con el fin de impedir que un super ordenador tomase el control de la Tierra. Debido a la carencia de medios y al estrepitoso fracaso de taquilla de Planeta Prohibido, se decidió que por arte de magia un científico trajera del futuro a Robbie para así rodar en la época presente y no tener que utilizar costosos decorados o efectos especiales futuristas.

Con una recaudación total mundial de 840.000 dólares sobre un presupuesto de solo 384.000, parece ser que esta vez lo consiguieron, demostrando que a veces rentabilidad y calidad no van de la mano. Pero para pasar una tarde aburrida distrae un rato.

Conclusión

La importancia de Planeta Prohibido es tal que no puede obviarse que sirvió como fuente de inspiración para que Gene Roddenberry crease tiempo después su Star Trek. Hay otras películas clásicas del género que han conseguido sobrevivir al olvido, como Ultimátum a la Tierra, la Invasión de los Ultracuerpos, La Guerra de los Mundos, Invasores de Marte y alguna que otra más, pero Planeta Prohibido es la película de ciencia ficción de la década de los 50 por excelencia, marcando toda una época hasta el punto de alzarse como leyenda de la cultura popular.

Es una de esas películas que consigue sumergir al espectador en ellas gracias a que el escenario imaginario que tan maravillosamente recrea resulta creíble. En definitiva, una gran película de aventura, misterio y acción, además de una profundidad argumental alejada de los simplismos que caracterizaron al género en su época; posee una trama que se va desgranando con buen ritmo hasta mostrar el giro final sorprendente que explica el misterio del Planeta Prohibido, y que puede resumirse perfectamente en la frase moralista que le suelta el protagonista a su chica al final del film: «Todos somos en parte monstruos en nuestro subconsciente; es por eso que tenemos leyes y religión».

  • Lo mejor: Los efectos especiales y que respira pulp por todos sus poros.
  • Lo peor: Algunos diálogos absurdos y los chistes del robot, que a veces no tienen gracia o interrumpen demasiado el ritmo de la película.
  • La secuencia: Hay varias muy interesantes a lo largo del film, pero me quedo con la escena del ataque del monstruo invisible, cuando interfiere con el campo eléctrico, muy bien hecha para la época.

Planeta Prohibido (1956). “Forbidden Planet”. Director: Fred McLeod Wilcox. Guión: Cyril Hume. Intérpretes: Leslie Nielsen, Walter Pidgeon, Anne Francis, Warren Stevens. Duración: 98 minutos. Enlaces de interés (Wikipedia): Planeta Prohibido | The Invisible Boy

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