Labyrinth of Monsters es un relato escrito por Robert Leslie Bellem que fue publicado por primera vez en la revista «Spicy Mystery Stories, January 1936»

Si alguien me preguntase ¿quién es tu escritor pulp preferido?, creo que, sin riesgo a equivocarme, respondería que Bellem. Solo he leido apenas un par de relatos de este autor, es cierto, pero también lo es que ha logrado cautivar mi atención e interés como nadie. Ya en el relato que tradujimos anteriormente «Soy un monstruo», pudimos comprobar lo bien que se le daba contar historias impactantes, de forma concisa y directa, sin necesidad de gastar para ello cientos y cientos de palabras. Lo suyo son los tópicos, y la condensación, pero hay que reconocer que lo hace muy bien. Vale que Lovecraft es un maestro inigualable describiendo atmosferas horripilantes; sí, el súmun del horror cósmico, pero Bellem no necesita una retahila de epítetos infernales para hacernos vibrar; a él le basta con tirar de tópicos, prepararlos a conciencia, y cocinarlos solo como él sabe hacerlo -con muy mala leche, por cierto-. El resultado siempre es fantástico. El relato que sigue es un claro ejemplo. Y citamos a Lovecraft porque tengo la sensación de que, en cierto modo, Bellem trata de parodiarlo; no sé si de forma intencionada, pero con tanto horror tentacular por aquí y por allá, puede dar esa impresión. O quizás no sea más que elucubraciones mías. Sea como fuere, este relato es brutal, pura dinamita y repleto de macabras sorpresas. Jamás ha sido traducido al español, y podrás disfrutar de su lectura completa en nuestro recopilatorio en papel Maestros del Pulp 3, ya a la venta. A continuación os dejamos el primer capítulo, para que te mueras de ganas por leerlo.

LABERINTO DE MONSTRUOS 

CON LA llegada de la medianoche, una niebla espesa y pegajosa se había extendido desde el mar. Ahora el impenetrable manto grisáceo se asentaba silenciosamente sobre la pequeña localidad costera de Ghost Cove, ocultando las hileras de las casas de verano que se agrupaban al borde de las susurrantes aguas de la bahía. 

Cúmulos de niebla húmeda revestían las copas de los árboles y los aleros de las casas, goteando de forma lenta y monótona, como la sangre que se escurre de un centenar de heridas abiertas. En lontananza, por donde caían los ceñudos acantilados que aprisionaban la cala, un lunático chilló espeluznantemente. Más cerca, se escuchaba un leve sonido en la arena, como el de unos pasos arrastrándose. 

Dentro de la habitación de su bungalow dúplex alquilado, Travis Brant se removió inquieto en su duro catre. Encendió su linterna y miró el reloj junto a la cama; las manecillas marcaban veinte minutos pasada la medianoche. A través de una ventana abierta, los tentáculos de niebla rizados se deslizaban, penetrando en la habitación como los brazos ectoplasmáticos de un monstruo ciego que, a tientas, trata de moverse. 

Brant se levantó para cerrar la ventana. Y al meter los pies en las zapatillas, se puso rígido. En el nombre de Dios, ¿qué fue eso? 

Volvió de nuevo; un grito extraño y desgarrador atravesando la fantasmagórica neblina de la noche como si pretendiese apuñalarla. Un terror supremo que ululaba demasiado cerca y que parecía provenir de la otra mitad del bungalow dúplex. El grito le encogió el alma y le estrujó la columna vertebral; entonces sonó por tercera vez. 

Maldiciendo, Travis Brant arrojó sus 90 kilos de puro músculo hacia la puerta principal, topándose de frente contra la espesa niebla que envolvía la casa. Una ráfaga de brisa salada rozó su mejilla como el toque de los dedos de un fantasma; y la niebla se arremolinó a su alrededor, separándose por un breve instante. 

Brant miró hacia abajo, hacia el suelo del pequeño porche en el que estaba de pie. Y luego respiró hondo, tragándose la bocanada de aire; y unas garras de terror gélido e innombrable, se aferraron profundamente a su corazón. ¡El porche estaba mojado y brillaba con sangre carmesí derramada! 

Incluso cuando los ojos de Travis Brant se abrieron de par en par, escuchó de nuevo ese grito extraño y horrible. Esta vez no hubo confusión en cuanto a su origen. El sonido provenía de la otra mitad del dúplex de Brant. 

Tras ponerse una bata, Brant se abalanzó hacia la puerta desde la que ese grito de lamento había perturbado la tranquilidad de la noche. Vio que la entrada estaba abierta; vio una tenue luz en su interior. Se lanzó dentro del lugar. 

Nada más cruzar el umbral tropezó, y se fue directo al suelo, cayendo sobre un cuerpo cálido, tembloroso y de piel suave, que de repente se aferró a él mostrándole un terror puro y cristalino. 

"¡Qué demonios!" Travis Brant rechinó; y entonces apuntó el haz de luz de su linterna sobre aquella cosa que lo había agarrado. Respiró hondo con asombro y estupefacta admiración.

Era una chica; una joven con el pelo castaño y de belleza deslumbrante. Estaba vestida con un pijama brillante y diáfano, y había una mancha de sangre en su hombro, que lucía desnudo y encantador. Sus ojos marrones estaban muy abiertos, mirando fijamente, anegados por las semillas del horror, la locura, el miedo. Sus labios carmesí eran de vicio, irresistibles, y estaban entreabiertos.

Continúa en... Maestros del Pulp 3

NOTA IMPORTANTE: Labyrinth of MONSTERS. Relato escrito por Robert Leslie Bellem y publicado en 1936 en la revista Spicy Mystery Stories. Podrás disfrutar de la traducción completa y en papel en nuestra publicación Maestros del Pulp 3. Obra traducida por EMILIO JOSÉ IGLESIAS FERNÁNDEZ ©, sujeta a derechos de traducción (Todos los derechos reservados). Si alguien sabe de alguna traducción previa a la nuestra, por favor, decídnoslo; y si la estás leyendo en otro sitio, que no sea este, o en nuestras publicaciones, también. Otros números de esta colección:  Maestros del Pulp 1 y Maestros del Pulp 2.

Arriba: Portada revista «Spicy Mystery Stories» (Enero, 1936, vol. 2, no. 3). Relato destacado en portada: "Satan's Daughter" by E. Hoffmann Price. En este número también se incluye «Laberinto de Monstruos», Robert Leslie Bellem. Ilustrador de la portada: Harry Lemon Parkhurst.