Short Stories | Relatos NovelasRelatos vs Novelas. Diferentes puntos de vista, según el escritor, el editor, y el lector

La pregunta se las trae, lo sé. ¿Mejor para qué? ¿Para sentirte realizado, o para alcanzar la gloria y la fama? Dicho sea, antes de nada, que no sabía muy bien cómo titular este artículo, así que no me culpéis por ello. Todo esto viene a cuento de que el otro día me encontré con la interesante reflexión de uno de nuestros colaboradores: Ricard Millás (via Facebook) en la que se quejaba de las dificultades, o trabas que suelen poner las editoriales a la hora de publicar relatos (antologías, recopilaciones de relatos), siendo más proclives a la novela. Bien, vamos hablar de este tema. Vamos a hablar de relatos y de novelas, y vamos hacerlo, o al menos intentarlo, desde tres puntos de vista diferentes: El Escritor, El Editor, y El Lector.

Los Escritores: El bicho raro de la clase, el que siempre está en Babia (o en las nubes)

Suena genial eso de decir ¡soy escritor!, pero la realidad es que mejor no lo digas muy alto, no vaya ser que alguien te escuche, y se ría de ti (y si desde luego pensabas ligar tirándote el rollo “cultereta”, la llevas clara, muchacho/a). No corren buenos tiempos para los escritores (si es que alguna vez lo fueron), y eso que nunca hubo tantas facilidades como hoy en día. No sé en otros países, pero en España la situación es cuando menos curiosa. Desconozco cuál será el porcentaje exacto o aproximado, pero no me extrañaría nada que me quedase corto si digo que tenemos un lector por cada diez escritores, muchos de los cuales mejor les iría si se dedicasen a otra cosa. Pero no vamos a entrar ahora en ese terreno. Esto es algo que saben, y que sabemos, todos los escritores, y sencillamente nos da igual. ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla, somos especiales, y tenemos algo que contar. Si alguien no quiere leernos, es problema suyo, no nuestro. Ahora bien, como escritor ¿por dónde debo empezar? ¿relatos o novelas?

Ricard Millas comenta en su Facebook:

«La novela vende, el relato no tanto. La novela te ayuda a dormir. Al relato uno tiene ganas de acabar de leerlo antes de cerrar la luz y sumirse en un estado que roza la inconsciencia. Ante la inseguridad por la efectividad del sopor de una obra, el editor opta por ir sobre seguro. Editaremos libros largos para asegurar el sueño del lector. Escribiremos cuentos cortos para satisfacer al gusano lector que engulle páginas diez minutos antes de acostarse»

A lo que siguen una serie de comentarios, entre los que me gustaría destacar este:

«Santiago Sánchez Pérez: El relato es quizás la mejor herramienta de aprendizaje para el escritor. Te obliga a tener muy claro lo que quieres contar. Obviamente una novela puede profundizar más en los personajes, ambientación y situaciones, pero yo adoro y aprecio mucho un relato que sea capaz de transmitirme sensaciones»

En contraposición, otro interesante comentario que me he encontrado dentro de un artículo digno de analizar en el siguiente apartado:

BubbleCow. October 13th, 2009 at 5:52 am:  I agree with all that you have written, with one exception – new writers. I would suggest that for new writers short stories are NOT a good way into publishing. In fact, I would suggest that new writers are better off giving away their short stories for free in order to build a following. Then, once they have won the Pulitzer they can publish a best selling collection” >> “Estoy de acuerdo con todo, excepto en una cosa: Nuevos escritores. Les recomendaría a los escritores principiantes que no perdiesen el tiempo con relatos cortos, y que dejasen de lado sus publicaciones gratuitas, para dedicarse a algo más provechoso. Una vez que ganen el Pulitzer, ya tendrán tiempo para estas cosas”.

¿Escribir relatos, una pérdida de tiempo, o una forma imprescindible de aprendizaje? Ni lo uno, ni lo otro.

En primer lugar hay que tener más o menos presente las clasificaciones que suelen manejarse en función del número de palabras, así como lo que ello implica a efectos de la trama. Esta es la clasificación más extendida (Wikipedia Fiction): Flash fiction, Short Story, Novelette, Novella, Novel, Epic; en español se suele utilizar esta nomenclatura: Microrrelato, Relato Corto, Relato, Novela Corta, Novela, y el límite en cuanto a número de palabras nunca está del todo claro. A título personal, mi preferencia es el relato, en especial aquellos que no solo cuentan una historia, sino que además profundizan en ella, y permiten conocer a los personajes. Este tipo de relatos rondan las 30.000 palabras, situándose cerca de lo que algunos denominarían novelas cortas, aunque no es lo mismo.  En España, estos relatos tuvieron mucho éxito hace ya unos cuantos años, cuando se comercializaban en formato bolsilibros, o libros de bolsillo.

Todo escritor debería dominar perfectamente el relato antes de escribir una novela, y si bien lo primero no le dará fama, si le permitirá conocerse así mismo, y sentar las bases para que lo segundo tenga éxito algún día. Todo el mundo puede aprender a escribir bien, pero no todo el mundo sabe contar historias. Esto ya lo hemos dicho varias veces. Y si no sabes contar una historia interesante en pocas palabras, la llevamos clara. Lo normal es empezar por relatos. Salvo algún iluminado, todos los escritores comenzamos en este oficio creando músculo literario, y esto solo se consigue entrenando a fondo las técnicas del relato. Aunque esto ya sé que es muy discutible, y en ningún sitio está escrito que esto sea así, por norma. Es más, tan solo es mi opinión como escritor en fase de aprendizaje. Y puede que ahí esté el primer fallo. Un relato no es una forma literaria menor como paso previo para el abordaje de la novela, objetivo fundamental para la gran mayoría de escritores. No hay discusión posible. Veamos este artículo: Must A Novelist Begin With Short Stories? Aquí se plantea la misma cuestión, y la conclusión no podía ser más obvia: Write what you want to write. Escribe lo que quieras escribir. El problema viene después, y ese problema se llama “Rechazo Editorial”. Al respecto he encontrado un par de artículos que podrían ser de interés para los escritores: 25 Reasons Why Manuscripts are Rejected (25 Razones por las que los manuscritos son rechazados); The Reason Editors Reject Manuscripts (Razones por las que los editores rechazan manuscritos); y The top 12 reasons manuscripts are rejected (las 12 principales razones por las que se rechazan manuscritos). Interesantes lecturas que están en inglés, y cuya traducción, comentario dejamos para otro artículo. De todas formas, la realidad es muy sencilla.

Pongámonos en situación, la de un escritor cualquiera, uno de relatos (como yo), por ejemplo. Pues bien, un escritor de relatos lo tiene jodido para que alguna editorial se interese en su recopilación, algo más que evidente cuando son muchas las que rechazan este tipo de obras directamente en sus formularios de contacto. Lo cual tiene su lado positivo: al menos no te hacen perder tiempo y dinero. Ahora que como pienses en dejar a un lado los relatos, y centrarte en las novelas, precisamente por esto, tengo malas noticias para ti. Y ponerte a enviar manuscritos de trescientos y pico folios a fondo perdido, cuando lleves unos cuantos, ya veremos el tiempo que tardas en volver a los relatos, ahora ya en tu blog particular, y en abierto, esperando y rezando para que alguien te lea. Porque las cosas como son, te han rechazado no porque seas malo (que seguramente lo seas), sino porque no te han leído ni las ratas que rondan el cubo de la basura donde ha terminado tu manuscrito. ¿Por qué? Tu nombre es Emilio Iglesias,  Juan Fernández, o cualquier otro, y no te conoce ni Cristo.

Los Editores: Un negocio es un negocio

Antes de nada quisiera introducir la siguiente pregunta, la cual debéis contestar adoptando el papel de lectores: ¿Cuántos títulos de antologías de relatos actuales, que hayan sido un éxito de ventas en los últimos cinco años, serías capaz de decirme de memoria? Y ahora, ¿Cuántos títulos de novelas?

Bien, cambiamos el chip. Como todos vosotros ya sabéis, RelatosPulp.com es un proyecto editorial que busca su oportunidad, y que en algún momento nos gustaría lanzarnos al ruedo, empezar a fichar autores de calidad, y poner en el mercado publicaciones que sean del agrado del lector (relatos pulp por supuesto), algo que, cada vez, veo más difícil. Una editorial no es una ong, sino una empresa con el único objetivo de ganar dinero (o de ganarse el sustento para sus hijos, que suena mejor), al menos cuando uno decide desarrollar su actividad de forma profesional.  Entiendo por ello que muchas editoriales rechacen a los autores tipo “Juan Fernández”, que no lo conocen ni en su casa a la hora de comer, y mucho más si aun por encima presenta una antología de relatos, por muy maravillosa que sea. Y es que ésta es otra, sé de buena tienta que darle una oportunidad a "Juan Fernández" no significa que vayamos a descubrir el Santo Grial. La pregunta clave que se hace todo editor después de leer un relato presentado por alguien es ésta: Como lector, ¿cuánto estaría dispuesto a pagar por leer esta obra? A no ser que la respuesta sea "lo que fuese", esa obra no saldrá al mercado. Y entonces es cuando los escritores se convierten en editores. ¡Con un par! Si nadie me edita, me edito yo. Pero ésta ya es otra historia.

El editor sabe perfectamente que con una buena novela (o una mala novela con una buena campaña de marketing), si las cosas le salen bien, podrá ganar mucho dinero. En cambio, con una recopilación de relatos, por muy buena que sea, en el mejor de los casos sacará para cubrir costes y poco más. Un libro de relatos es muy difícil de introducir en el mercado y de explotarlo de forma viral, en el boca a boca, de promocionarlo. Una novela, todo lo contrario. Que se lo digan al editor de “50 sombras de Grey”. Hoy por hoy, a nivel comercial las únicas antologías de relatos que podrían funcionar son las que vienen firmados por autores clásicos. Es lo que hace la editorial Valdemar, y aun así habría que preguntarles a ellos hasta que punto son rentables.

Curiosamente se da la paradoja de que en los tiempos actuales, dada la celeridad y el escaso tiempo que las personas le dedican a la lectura, junto con la popularización de instrumentos tecnológicos que nos permiten entretenernos con dichas lecturas en cualquier momento, podríamos creer que la literatura de consumo instantáneo, entiéndase el relato o cuento de toda la vida, sería el formato estrella en el siglo XXI, sin embargo, parece que la realidad es otra. Para empezar en España no lee nadie, este es un país de bares, futbol, y como mucho leer mensajes de WhatsApp; luego, tampoco existe la “habitualidad” de pagar por los contenidos que se consumen, lo cual hace que el ansia emprendedora del editor se diluya antes de empezar siquiera con las tediosas y desmedidas labores burocráticas que se le imponen antes del ejercicio de la actividad, y no tiene tela la cosa.

Sin embargo, uno da un par de vueltas por la red, y de repente se encuentra con un artículo como éste: Why book publishers love short stories (¿Por qué los editores aman las historias cortas?) Vamos a ver… ¿no acabamos de decir que no existe mercado para las antologías de relatos? ¿Entonces como puede ser que la realidad sea otra bien distinta? No hace falta apurar mucho nuestra perspicacia para darnos cuenta del detalle clave. El artículo está escrito en inglés, y como no, dirigido al mercado americano. Estados Unidos es la cuna del relato comercial, ellos lo inventaron; y gracias a los relatos, a los relatos pulp, no solo se hicieron ricos muchos editores, sino que además crearon una necesidad en el público, y un deseo irrefrenable respecto a los mismos que hoy en día perdura. En España no existe esta cultura comercial del relato. Para un editor lo más seguro es lograr los derechos de un best seller, de una de esas novelas que ya se sabe que se venderán como rosquillas mucho antes incluso de que se traduzcan. Pero no nos engañemos, los editores no crean mercado, somos todos nosotros quienes de una forma u otra colaboramos para que esto sea así. Es la ley de la oferta y la demanda.

El lector: ¿Pero alguien lee? ¿Alguien conoce a alguno?

No tengo más que mirarme al espejo, y ver en él reflejada la triste realidad que estoy criticando. De niño devoraba comics sin descanso. La mayoría eran de la Editorial Brugera, Mortadelos, Súper López, y muchas otras historias. Como no, también Don Mickis, y de vez en cuando alguno que otro de superhéroes, aunque estos no eran mis preferidos. Recuerdo que los cambiaba en la librería que había al lado de mi casa, por unas cinco pesetas ¡qué tiempos! Después crecí, y comencé a dejar de lado los comics para dedicarme a la lectura de novelas, la mayoría de aventuras (La Isla del Tesoro), o de Ciencia Ficción (De la Tierra a la Luna), por citar algunas. Después seguí creciendo, y poco a poco dejé de leer. Ya no tenía tiempo. Ahora ya he crecido mucho, y no es que no tenga tiempo, sino que prefiero escribir a leer.

No soy un buen lector, lo reconozco. Pero lo buenos lectores, ¿qué prefieren? Si atendemos a las estadísticas, a las nuestras, no a las americanas, está claro, en España solo se leen novelas, al menos son las únicas que se venden. Aunque nada más lejos de la realidad. El relato gusta, y los relatos se leen tanto o más que las novelas, lo que pasa es que quizás se recurra a ellos tirando de clásicos. Porque esa es otra. No olvidemos que en términos de literatura existen suficientes obras ya publicadas como para intentar leerlas todas, y no ser capaz de hacerlo en una vida entera. Obras que uno puede conseguir de una forma u otra, incluso mucho más fácil hoy en día gracias a los lectores electrónicos. Como lector sé de unas cuantas direcciones web de donde bajarme todo tipo de novelas y relatos consagrados en un plis plas. Por supuesto actuales también. Entonces ¿Qué se vende? ¿Qué se compra? Bueno, regalarle a una amiga 50 sombras de Grey es un regalo típico. Yo lo hago (yo no), tú lo haces, él lo hace, nosotros lo hacemos, vosotros lo hacéis, y ellos lo hacen: Como mínimo ya van seis libros vendidos, y todo gracias a una buena campaña de marketing. Y al final todos leen lo mismo. O mejor dicho, casi todos. 

¿Y tú que prefieres, relatos o novelas? Pero antes de contestar dinos quien eres, si un escritor, un editor, o un lector.

Short Stories | Relatos Novelas

Short Stories (Relatos Cortos). Una clásica revista pulp de relatos; de Relatos Pulp. Estados Unidos es la cuna comercial de los relatos, y por desgracia en España no existe el mismo interés. Un relato no es una forma de arte literario menor, ni tampoco es una forma de entrenamiento cara a mayores propósitos (novelas), un relato es algo maravilloso, y sí, es una buena forma de comenzar en el mundo de la literatura, y seguro que te ayudará en tu línea de progreso.

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