Apenas una carrera de 50 metros te separa de la enraizada vegetación de la jungla. Sí, allí estarás a salvo.
Te pones en pie y echas a correr, pero algo te lo impide. Tus piernas no responden como debieran. Has estado mucho tiempo enterrado bajo la arena de una paradisíaca playa, y ahora, un inoportuno hormigueo se adueña de tus músculos, adormeciéndolos, a traición y en el peor momento posible.
Tropiezas; por unos segundos crees poder recuperar el equilibrio pero te tambaleas y caes de bruces sobre tu orgullo. Vuelves a levantarte, pero ya es demasiado tarde: los soldados alemanes te han visto.
Sin que puedas hacer nada, una ráfaga de proyectiles levanta una nube de polvo a tu alrededor. Escuchas el aullido de Ronin a tu espalda y comprendes que ha sido abatido intentando protegerte.
No tienes escapatoria.
La silueta de los soldados se ilumina frente a ti al desatar varias ráfagas de su subfusil MP40, silenciando tu último intento de lucha.
Lo siento, pero no has tomado la decisión adecuada, y ahora… ¡estás muerto!
FIN
¿Por qué no lo vuelves a intentar?