Revistas Pulp en EuropaEntreguerras. La pulp fiction europea desde 1914 hasta 1945. Revistas pulp y escritores.

El espacio de tiempo comprendido entre la primera y la segunda guerra mundial es lo suficientemente corto para que surja la duda de si tal distinción no debería existir, y dicho periodo no fuese más que una pausa para reordenar fuerzas y objetivos. Es por ello que, de una forma o de otra, el drama de la guerra a lo largo y ancho del viejo continente constituye una realidad directa, y en primera persona, que desde luego ha condicionado tanto a la sociedad, como a su cultura, y por ende a sus escritores, de forma muy distinta al desarrollo que por aquel entonces se pudiese experimentar en la sociedad americana, testigos en la distancia. Un periodo que duró treinta años y puso el mundo patas arriba.

El artículo que sigue es la segunda parte de este otro Revistas Pulp Europeas. Parte I - La Literatura Pulp europea antes de 1914, y de igual forma, se trata de una traducción propia y revisada, añadiendo comentarios e información precisa, sobre el trabajo de investigación original del autor Jess Nevins para la web io9.com Planetary romance, zombie mentors, and the rise of fascism: European pulp fiction 1914-1945.

La Primera Guerra Mundial (1914-1918)

Siguiendo la clasificación de Nevins, retomamos el hilo allí donde lo dejamos, en el año 1914, momento en el que estalló la Primera Guerra Mundial, también llamada la Gran Guerra (28 de julio de 1914 - 11 de noviembre de 1918). Una contienda bélica que involucró a todas las grandes potencias del mundo, alienándose en dos bandos enfrentados: Los Aliados de la Triple Entente -Vs- Las Potencias Centrales de la Triple Alianza.

El artículo de Nevins arranca con una serie de números muy precisos de tipo estadístico acerca de las publicaciones que vieron la luz a lo largo de los años de la contienda, diferenciándolas según provengan de países beligerantes o países neutrales (entre estos solo nombra a España y Suiza). No obstante, al igual que en el artículo anterior, nos queda la duda de saber a qué publicaciones en concreto se refiere, lo que requerirá un estudio más en detalle, y que trataremos en un artículo posterior

Según la estadística de Nevins, en los países beligerantes tenemos el siguiente registro de publicaciones pulp: Año 1914 (43 pulps); Año 1915 (20); Año 1916 (19); Año 1917 (18); Año 1918 (10). En cuanto a los países neutrales España y Suiza, establece las cifras que siguen: Año 1914 (1 nuevo pulp); Año 1915 (4); Año 1916 (12); Año 1917 (17); Año 1918 (3).

Como decimos, las cifras de Nevins son un tanto confusas, ya que nos resulta muy difícil, o incluso imposible, concretarlas. Lo que si ponen de manifiesto es el declive de las publicaciones a medida que transcurrían los años de la contienda respecto a los países en guerra. Aparte de los números, otro hecho muy distinto, y al que habría que prestarle atención, es al contenido de los mismos, y ver hasta qué punto podría mezclarse el entretenimiento literario con la propaganda militar, un hecho éste sobre todo explotado por los pulp alemanes de los años 30.

A lo largo de toda la Primera Guerra Mundial la producción de nuevos pulps de ciencia ficción fue más bien escasa en comparación con los géneros de referencia, donde los de aventuras y los detectivescos continuaban siendo las estrellas absolutas, sin embargo, esta clasificación es un tanto equívoca, e incluso podría ponerse en duda. La mayoría de estas historias entremezclaban abundante material fantástico, con lo que sería difícil clasificarlas como pulps de aventuras en el sentido estricto.

Nada más arrancar la guerra surgieron cinco nuevas revistas pulp de las catalogadas como pulps de ciencia ficción. Dos de ellas, en concreto el pulp belga De Geheimzinnige Dokter (11nºs, 1917-1918), y el pulp francés Le Mystérieux Docteur Cornélius (9nºs, 1918-1920), eran en realidad reimpresiones del escritor y periodista Gustave Le Rouge, de igual título: Le Mystérieux Docteur Cornélius (18nºs, 1912-1913), sobre las historias del doctor «Sculptor of Human Flesh» y sus intentos por conquistar el mundo (las aventuras de un siniestro científico loco, inventor de la «carnoplastia», que permite a un individuo tomar la apariencia de otro). Otro de estos pulps, también francés Collection d'Aventures (533 números, 1916-1926), era una revista donde tenían cabida todo tipo de géneros, donde la ciencia ficción era uno de los principales. Otro pulp destacado fue el checo Prizraky a Fantasie (21 revistas, 1915-1918), que en un principio se nutría de historias traducidas y tan solo de forma ocasional publicaba trabajos originales de autores de ese país. El pulp restante fue el alemán Hans Stark Der Fliegerteufel (30nºs, 1914), sobre el periplo de un adolescente demasiado joven para ir a la guerra que descubre artefactos de tecnología avanzada, que con anterioridad pertenecieron a El Capitán Mors (Der Luftpirat und sein Lenkbares Luftschiff 1908 – 1911), haciendo uso de ellos para construir un vehículo volador, un sumergible, ametralladoras, y un rayo de calor, con los que enfrentarse a sus enemigos por todo el mundo, desde zulús enrabietados, pasando por beduinos, hasta civilizaciones perdidas, como la de los aztecas.
Prizaky a Fantasie Harry Piel «Celebrity Pulps»

Tal y como apunta Nevins es muy difícil clasificar los pulps de la época por géneros, ya que muchos de ellos solían confundirse en una misma publicación. Por ejemplo, dos de los personajes más populares del momento, los detectives Nick Carter (no confundir con John Carter, de Edgar Rice Burroughs, creado en 1911 y muy en boga hoy en día gracias a la película de Disney) y Nat Pinkerton, componían sus historias en base a la ciencia ficción en no pocas ocasiones, ambos muy seguidos en Alemania (versiones traducidas de las americanas). En cuanto a las versiones autóctonas, aproximadamente la mitad de las historias policíacas del detective alemán Detektiv John Spurlock (36 números, 1915), fueron netamente fantásticos. Por citar algunos ejemplos acerca de este detective, tenemos historias como en las que Spurlock descubre la fórmula para convertir al Dr. Jekyll en Mister Hyde; o también como, a lo largo de dos números, el 18 y 19, nos cuenta como este personaje guía el combate contra una segunda invasión de los marcianos creados por H.G. Wells. En otro de los pulps más populares, el anónimo Jürgen Peters der Schiffsjunge (#1-448, 1914-1923), teóricamente de aventuras, encontramos un grumete a bordo de un velero entre los años 1870 y 1880, donde se encontrará con el barco ballenero Grampus (Edgar Allan Poe's "The Narrative of Arthur Gordon Pym of Nantucket"), o el espíritu malignos de los bosques Curupuri (A. Conan Doyle's The Lost World). Como vemos, uno de los recursos de los escritores del momento era utilizar las historias y creaciones de los grandes clásicos, pero desde una perspectiva nueva, una perspectiva pulp.

La Ciencia Ficción en los años 20

La tónica continúa siendo la misma. Cada vez las historias son más fantásticas, pero los pulps que reinan son los de aventuras, detectivescos, y westerns. No obstante, este periodo es conocido como la Era Dorada del Pulp Europeo de Ciencia Ficción, en el cual, según la investigación de Nevins, surgieron 48 nuevas publicaciones (una vez más los números resultan confusos), de los cuales la mayoría eran alemanas (16), francesas (10), y tan solo unas pocas españolas (4). El resto corresponderían a otros paises europeos, y algunos de ellos eran reimpresiones, como la de Le Mystérieux Docteur Cornélius; una de las más destacadas.

Uno de los tópicos que más se repetían en este tipo de pulps era el de los artefactos de avanzada tecnología, en su mayoría vehículos voladores, sumergibles o dirigibles. En este sentido, y dentro de la década que nos ocupa, cabe destacar el pulp anónimo de ciencia ficción Phil Morgan - Der Herr der Welt (171nºs, 1920-1922, reimpreso en Polonia en 1925). En este pulp el protagonista utilizaba un elemento mágico llamado «morganite» a modo de combustible para su máquina voladora Phaenomen-Apparat, un vehículo que también podía viajar bajo el agua, o incluso más allá del espacio sideral, vamos que era un todoterreno que ya quisiésemos tener en nuestro garaje. El objetivo, o la motivación del personaje era la usual, es decir, luchar contra los malos, como Rubur y sus piratas del aire, o, una vez más, contra civilizaciones perdidas, en este caso los Incas, y para equilibrar la balance, parece ser que eran muy apañados en conocimientos científicos y creación de artefactos.

Otra revista pulp destacable en cuanto al concepto de máquina tecnológica, es otra de esas anónimas alemanas, Jim Buffalo, Der Mann mit der Teufelsmaschine (29nºs, 1922-1923). Jim Buffalo, alias Horst Radichow, es un trabajador alemán que usa el Testamento de CagliostroConde Alessandro di Cagliostro, (Palermo, Sicilia, 2 de junio de 1743 – 26 de agosto de 1795) médico, alquimista, ocultista, Rosacruz y alto masón, que recorrió las cortes europeas del siglo XVIII, y vinculado a la literatura fantástica como recurso por parte de muchos escritores—, para crear una máquina infernal «Devil Machine», en realidad una especie de vehículo cilíndrico, blindado, de color negro, con seis ruedas y techo retráctil, adornado con caras diabólicas. Como suele ser habitual, por muchas ruedas que tenga no se conforma solo con moverse por tierra, sino que es todo un coche fantástico, capaz de volar, sumergirse bajo el agua en busca de ciudades y civilizaciones perdidas, e incluso viajar en el tiempo, para tomar partida en la Batalla de Marathon, del lado de los griegos, o viajar al antiguo Egipto…, casi nada. Nuestro personaje, Radichow tiene doble personalidad, y cuando usa el vehículo es precisamente cuando se convierte en Jim Buffalo, el aventurero de turno, dipuesto a rescatar a cualquier dama en apuros que se precie. Este pulp fue realmente extraordinario, y uno de los preferidos por los lectores.



Jim Buffalo, uno de los pulps más populares

Superhéroes y Alienígenas

Según destaca Nevins en su artículo, una de las piedras angulares dentro de la literatura pulp de ciencia ficción, era el concepto de héroe con superpoderes, un arquetipo repetido hasta la saciedad, y que en la década de los años veinte cobró especial relevancia, aunque sin aportar nada nuevo a lo que ya existía. Los dos superhéroes más populares dentro de este periodo fueron el francés Fascinax y el alemás German Sir Ralf Clifford, Der Unsichtbare Mensch.

Fascinax (22 números, 1921) fue un pulp anónimo que pronto se hizo muy popular, tanto que llegó a traducirse para el público italiano en 1924. Este pulp versaba sobre un doctor inglés que salva a un yogui mientras trabaja en las Islas Filipinas, y como recompensa éste le regala el poder de ver el futuro, dominar la voluntad de los hombres con la mirada, y la capacidad de predecir un riesgo inminente a través de una marca en su cuerpo. Leicester, el protagonista del pulp, decide usar estos superpoderes y luchar así contra el mal, adoptando la personalidad del misterioso Fascinax. Por si todo esto fuese poco también será quien de manejar avanzados aparatos tecnológicos, tales como vehículos aptos para todos los medios o pistolas eléctricas. Sus enemigos, al igual que él, son los malos malísimos de siempre, aunque algunos un tanto extravagantes: marcianos invasores, poderosos maestros del hipnotismo y lo oculto, gnomos asesinos, o mujeres fatales.

El otro superhéroe que hemos mencionado, Sir Ralf Clifford, de Martin Winfred (192nºs, 1921-1925), también fue traducido y reimpreso para el mercado italiano en 1929 y 1930. En este caso nos encontramos con un protagonista americano que, tras su periodo de instrucción bajo la tutela de un faquir indio, recibe el regalo de una cabeza de cobra momificada. Este objeto tiene la particularidad de ofrecerle el don de la invisibilidad durante 7 minutos cada vez que lo aprieta contra su pecho, acto en el que le inyecta el fluido mágico. Sin embargo, este poder tiene un problema, y es que solo lo puede usar un máximo de 217 veces, tras lo cual, moriría. Jamás llegó a utilizarlo tantas veces, ya que la serie se canceló antes de que esto se produjese. Las aventuras de Clifford resultaban también de lo más variopintas, pero siempre dentro del esquema clásico. Entre sus oponentes, algunos tales como hombres lobo, vampiros, o Budas vivientes.

Detectives de Ciencia Ficción

Nevins ya lo dejó perfectamente claro en la exposición inicial de su trabajo. No es que hubiese pocos pulps de ciencia ficción, sino que, la clasificación de los mismos no se ajustaba a la realidad. La mayoría de historias detectivescas o policiales eran en sí mismas historias fantásticas. Dentro de la década de los años veinte, entre los detectives privados más populares que pululaban por los pulps europeos, teníamos a Joe Morris' Kleine Detektiv-Romane (370nºs, 1919-1927, reimprimidos en Dinamarca, 1923); un detective al estilo del americano Nick Carter, que responde al nombre de Will Morton, y cuya base de operaciones se situaba en Nueva York. Will Morton viajaba a través del mundo, resolviendo crímenes y ayudando a la gente.

Junto con Will Morton, otro detective a destacar, también dentro de los héroes pulp alemanes, solo que éste de origen anónimo —en realidad fue escrito por distintos autores—, es Frank Allan, der Rächer der Enterbten (612nºs, 1920-1932), posiblemente el pulp europeo más popular de todos en la década de los años veinte, siendo traducido y reimpreso para varios países. Aquí tenemos otro detective que en realidad era un poco de todo: Aventurero, vengador, benefactor, piloto de aeronaves, que bien luchaba contra contrabandistas de opio en China, contra submarinos piratas en el Océano Pacífico, tribus de indios malvados en el oeste americano, el criminal enmascarado Scorpion, ladrones de joyas en el Orient Express, piratas en el Yangtze, ladrones de arte en Tokyo, el Lobo de Bucarest, el Vampiro de Baltimore, Mr Satán, y muchos, muchos otros. Vamos, que el tío era un fenómeno, y como veis, decir que era un detective, pues como que se le quedaba corto. Entre las curiosidades de este personaje figura el encuentro con otro habitual de los pulps alemanes, el Capitán Mors (Der Luftpirat), al que se enfrenta, siendo éste el único de sus enemigos que no solo logra sobrevivir, sino que además buscará revancha. La cosa tenía tirón, y había que aprovecharlo lo máximo posible. También figura un encuentro con el inspector Holmes, un poco humillante para éste (Inspector Doodle of Scotland Yard, en v2 nº39).

Un estilo de pulp diferente y algo controvertido, según señala Nevins, fue lo que en los años veinte se conocía como Celebrity Pulp. Estas revistas centraban sus historias en torno a un personaje famoso, casi siempre una estrella de cine. Esto era algo muy distinto a lo acostumbrado, ya que el superhéroe no era un personaje de ficción, sino de carne y hueso, era real. Uno de los más famosos fue el que trataba sobre Pola Negri (1897-1987), una actriz del cine polaco famosa por sus interpretaciones de femme fatale, pero hubo más, como Harry Piel, Jack Mylong, Eddy Polo, o Salto Mortale (todos ellos héroes pulp alemanes).

Harry Piel (1892-1963) fue una estrella de cine alemán, quien además ejerció como director durante tres décadas. Su personaje pulp dio para 243 números en varias revistas, entre 1920 y 1928. Estos pulp fueron reimpresos en Hungría (1923), Polonia (1924), y Checoslovaquia (1926). El personaje de Piel era un caballero de mundo, un detective aventurero que bien luchaba en medio de la gran ciudad, como en la selva más cerrada conocida, y siempre lo hacía por una causa justa: ayudar al oprimido, rescatar a bellas damas en apuros, y cosas por el estilo. Piel obtuvo un enorme éxito personal, y cuando estalló la Segunda Guerra Mundial se convirtió en un oficial del partido nazi. Terminó sus días en la más absoluta pobreza.

Los años treinta, del máximo apogeo, al declive de los pulps

Todo lo que sube baja, y si bien los pulps gozaron de su máximo esplendor en los años veinte, según se acercaba el fin de la década, estos iniciaron su declive, un fenómeno curiosamente compartido a ambos lados del atlántico. El peor año fue 1927, en el cual tan solo se registraron 87 publicaciones, en contraposición a las 142 registradas en el año 1924. Los dos últimos años de la década, 1928 y 1929, no fueron mucho mejores, sin embargo, nada más arrancar los años treinta, este tipo de publicaciones experimentaron algo así como un efecto rebote. En el año 1930 se contabilizaron nada más y nada menos que 162 publicaciones; estadística que se mantendría a lo largo del año siguiente, pero que se reduciría paulatina, e irremediablemente, a partir del año 1932. En el año 1938 tan solo se contabilizaron 60 publicaciones. Las causas de este declive han sido profundamente estudiadas en el contexto americano, argumentando entre otras los efectos del Crack del 29, una ola irrefrenable de censura y puritanismo, o un hastío por parte de los lectores. En el caso de Europa, Nevins destaca los efectos de la Gran Depresión, y el incipiente auge del fascismo.

Los pulps que se podrían clasificar inequívocamente como de Ciencia Ficción seguían siendo minoría, y durante este periodo no les fue precisamente bien. Alemania ya no estaba a la cabeza en cuanto a ciencia ficción. Esto se debe, según Nevins, al auge del fascismo y a su afán por controlar los medios y sus publicaciones, siempre al servicio de la idiología del partido nazi. Los héroes pulp germanos de la ciencia ficción precedente a la Segunda Guerra Mundial debían respetar y defender una serie de principios incuestionables, y esto hizo que dichas publicaciones se redujesen considerablemente. Sin embargo, y en consecuencia, Nevins indica que esto causó un efecto inesperado en países como España, en los cuales se incrementó de forma considerable la publicación de pulps fantásticos, hasta entonces algo aletargados. Una vez más Nevins ofrece números precisos en su estudio, y una vez más seguimos sin saber a qué publicaciones en concreto se refiere. Toca investigar por nuestra cuenta.

A pesar de las imposiciones y limitaciones políticas del partido nazi, en esta década se publicaron en Alemania algunos de los pulps de ciencia ficción más interesantes. Uno de los más populares fue Wilhelm and Hans Reinhard - Jörn Farrow's U-Boot Abenteuer (357 números, 1932-1937), acerca de un adolescente capitaneando un avanzado submarino, a bordo del cual se enfrentaba a todo tipo de criaturas y enemigos, desde calamares gigantes, el Kraken, o malvados alienígenas. Este pulp se tradujo y se publicó en otros países, entre ellos España (1934), donde se introdujeron algunos cambios no autorizados (Jörn Farrow se convirtió en Captain Jones) e Italia, bajo el nombre de Sottomarino X2 (63nºs, 1934).

Jörn Farrow, prototipo héroe alemán

Otros pulps destacables, que a pesar de no estar catalogados como de ciencia ficción incluían abundante contenido fantástico, eran también alemanes: Elisabeth von Aspern's Tom Shark, der König der Detektivs (553nºs, 1928-1939), sobre un detective al estilo de Sexton Blake; o el de Wilhelm and Hans Reinhard - Rolf Torrings Abenteuer (446nºs, 1930-1939), acerca de las aventuras de Rolf Torring, un cazador blanco, acompañado de un ayudante y un hombre negro «Black Pongo». Según parece éste es un de los pulps más racistas y sexistas de cuantos se habían publicado en los años 30, en Alemania. Asimismo, también son destacables los pulps de Alfred Bienengraber - John Kling's Abenteuer (592nºs, 1924-1933), y el de John Kling's Erinnerungen (215nºs, 1931-1939), con otro detective al uso, también al estilo del modelo británico Sexton Blake, donde las historias eran las de siempre: científicos chiflados, marcianos, y amenazas varias con el objetivo de acabar con el mundo.

Movimientos en Europa. El ascenso del fascismo.

La intromisión de los ideales fascistas en las publicaciones pulp alemanas, a pesar de su gran popularidad, hizo que éstas experimentasen una menos aceptación en otros paises, hasta la fecha interesados en ellas. Poco a poco los contenidos fueron radicalizándose, estableciendo una línea editorial claramente antisemita, anticomunista, y anti todo aquello que fuese extranjero. La maquinaria nacional socialista estaba en marcha, y había llegado a un punto en el que ya era imposible detenerla; había llegado a un punto de no retorno.

Este cambio en la línea editorial podemos observarlo en la evolución de algunos héroes pulp, como es el caso de Jörn Farrow, creado por Hans Reinhard y del que hemos hablado unas líneas más arriba. Un héroe al estilo del capitán Nemo y que se vio en vuelto en todo tipo de aventuras, incluyendo en muchas de ellas encuentros con otros héroes germanos, como Rolf Torring (nº 92), o el Capitán Mors (nº 61), sin embargo, tal y como señala Nevins, dichas aventuras en un principio más o menos sencillas y sin pretensiones políticas, se tornaron patrióticas, tratando de justificar el papel alemán en la Primera Guerra Mundial, y señalando directamente a los judíos como los responsables de haberla perdido. Curiosamente, este pulp se reedito tiempo después, concretamente en el año 1960.

Jörn Farrow y Rolf Torring, ambos del mismo autor.

Héroes influenciados por la propaganda nazi

Junto con los pulp de Jörn Farrow, otro de los que le acompañaban en cuanto a éxito dentro de la ciencia ficción alemana, eran las creaciones, o mejor dicho, superhéroes nazis de Paul Alfred Müller-Murnau. En primera instancia creó a Sun Koh (1933-1936), el cual publicaba bajo el seudónimo de Lok Myler, y en segunda instancia, a modo de secuela, creó a Jan Mayen (1936-1938). Las aventuras de estos personajes fueron redactadas tomando como elementos característicos todo aquello que podría considerarse como las bases del ocultismo nazi. La Atlántida, la tierra hueca, y el poder de la raza aria sobre las consideradas inferiores eran temas habituales.

El artículo original de Nevins destaca como, a pesar de que Alemania seguía produciendo pulps de ciencia ficción, sería España quien tomaría el relevo a lo largo de los años treinta, restando importancia a la interrupción de tres años que supuso la Guerra Civil. Y, al fin, cita algunos ejemplos. Nevins también señala que estos pulps no eran tan longevos como sus homólogos alemanes. Uno de estos ejemplos es el pulp Los Vampiros del Aire, con tan solo 45 números entre los años 1933 y 1934, creación de los autores José Canellas Casals y Francisco Darnís. Dicho pulp trataba sobre las aventuras de los hermanos Carlos y Marcos Bon, quienes luchaban contra criminales, brujas, fantasmas, y hombres lobo, usando para ello unas alas mecánicas. Sin embargo, una vez más, no eran los pulps de ciencia ficción los más deseados, sino aquellos que se podrían clasificar como western, aunque muchos estuviesen plagados de material fantástico.

Dentro de ese género western, Nevins hace referencia a varios pulps. El más importante de todos es uno que gira en torno a las aventuras de un sheriff de una pequeña ciudad de Arizona junto a Pete, su ayudante chino. Este personaje se llamaba Arizona Jim, y el pulp al que nos referimos, El Sheriff (200nºs, 1929-1935), al que se le siguieron otras publicaciones : Pete (¿nºs? 1935-?);  Aventuras Inéditas de Arizona Jim (4nºs, 1936); Aventura de Peter (2nºs, 1942), y El Intrépido Arizona (24nºs 1942). La mayoría de estas aventuras del oeste incluían combates con hombre lobo de la tribu de los Navajos, zombis, vampiros, alienígenas, Fu Manchú, o viajes a bordo del Nautilus de El Capitán Nemo.

El Sheriff Jim Arizona, y Los Vampiros del aire. Pulp Español

La II Guerra Mundial (1939-1945)

La II Guerra Mundial supuso el fin casi definitivo de la mayoría de publicaciones, y las pulp fueron de las primeras en caer. Los pulp habían alcanzado el ocaso, y en Estados Unidos tampoco les iban mucho mejor, o al menos no tal y como se habían concebido. En Europa tan solo había un país que iba a contracorriente; hablamos de España, nuestro querido país, y al que le dedicaremos un artículo completo, sino el presente se nos haría demasiado extenso. Ahora tan solo traducir las anotaciones de Nevins, e introducir algunas pinceladas propias.

Es de suponer que el carácter neutral en la contienda fue el principal hecho, o así apunta Nevins, para que en España los pulp hubiesen florecido de la forma en que lo hicieron. Hubo muchas publicaciones, y aunque los géneros estrellas seguían siendo los de aventuras, detectivescos y westerns, los de ciencia ficción puros experimentaron un avance considerable.

El párrafo que sigue a continuación en el artículo de Nevins me ha resultado confuso, ya que no he logrado entender algunas de las referencias que cita, y en una primera búsqueda a través de google, no he obtenido resultados satisfactorios. En primera instancia realiza un somero repaso acerca del éxito de algunos pulps inspirados en el modelo de Flash Gordon (habla de cuatro en concreto, años 1941 y 1945), de los que no hace referencia expresa, y únicamente comenta la gran aceptación que tuvieron sus historias románticas más allá de las estrellas. Asimismo, también nos habla de un tipo de héroe pulp muy específico; un héroe de jungla que copiaba al modelo de Tarzán, creado por Edgar Rice Burroughs para la revista pulp All Story Magazine en octubre de 1912. Según Nevins, entre los años 1942 y 1944 triunfaron tres héroes de este tipo, pero al igual que antes, no los identifica. Sin embargo, en las líneas que siguen, sí trae a colación el nombre de un autor alemán, Heinrich Hoffmann, escritor y fotógrafo personal de Adolf Hitler, y autor de un pulp que tan solo tuvo una tirada de cinco números y que da a entender que fue bastante exitoso, sin embargo, no he encontrado nada al respecto: Tres Mosqueteros del Siglo XX (1940-1941). Este pulp era una versión moderna de los tres mosqueteros, y quienes asumían el rol, eran tres soldados alemanes, veteranos de la Primera Guerra Mundial, que se servían de avanzada tecnología para combatir a los malvados. Una serie que no pudo concluir, pues fue encarcelado al terminar la guerra por pertenecer al partido nazi. Seguidamente, Nevins habla de otro pulp del que tampoco he encontrado información. El autor se llama Olle Bertran, y el pulp El Espectro. Tan solo se publicaron cuatro números (1944-1945), y la temática era bastante rara. Trataba de un superhéroe enmascarado que luchaba por la libertad de Hungría en el año 1985 contra la opresión de los Estados Confederados del Danubio.

Volviendo otra vez a la Ciencia Ficción Española, tres fueron los héroes pulps más destacados durante la guerra. Uno fue Hércules, un pulp de 6 números publicado entre 1942 y 1943, obra del autor Manuel Vallvé López. Este pulp trataba sobre un ingeniero vasco, un héroe al estilo de Doc Savage que se llamaba Hércules Elizondo, ingeniero de minas y experto en múltiples disciplinas científicas. En su lucha contra el crimen, le acompañaban personajes como Mauricio Maldonado, teniente coronel de artillería retirado, Roald Storm, ingeniero electricista sueco, Dr. Diego Arroyo, un médico argentino, y Pepe Ruiz, su criado. Más información Pulp Dreamers | Novelas de Aventuras.

Hércules, Yuma y Duke, héroes pulp españoles copias de los americanos

El segundo héroe que destaca Nevins es Duke, un pulp que alcanzó los diez números y es obra de José Mallorquí (1943-1946 | Más información). Duke era un detective aventurero clásico que como siempre utiliza avanzada tecnología (entre otros un asombroso coche con sirena de 120 caballos y lleno de apaños), con la que luchar contra los malos, desde los típicos científicos locos, hasta el arquetipo de terror amarillo (yellow peril). Además, no podía faltar el toque sensual, y éste lo ponía su novia Susana Cortiz. Las ilustraciones corrían a cargo de Carlos Balito (Carlos Freixas) y Bocquet.

El tercero en la lista de Nevins fue el héroe pulp Yuma, del autor Guillermo Lopez Hipkiss (Rafael Molinero). Este pulp alcanzó los catorce números, entre 1943 y 1956. El héroe en cuestión estaba basado en el pulp americano The Shadow (La sombra), sin embargo, en vez de tomar como modelo al héroe en cuestión, Yuma estaba fuertemente influenciado por la caracterización del Doctor Palermo, el adversario de La Sombra. En cuanto a la trama, Yuma era en realidad Ramón Trévelez, un multimillonario español de origen americano, cuyo centro de operaciones estaba oculto en el Tibidabo (Barcelona). Gracias a su capucha obtenía la invisibilidad, y esto, junto a otros gadgets tecnológicos y su red de agentes, se convirtió en el azote de los malvados; al igual que cualquier otro héroe pulp. Variante: El Encapuchado

Aunque Nevins tan solo identifica a estos tres héroes pulp oriundos de España durante este periodo, lo cierto es que hubo algunos más que deberían mencionarse, y que, como ya hemos dicho, los trataremos en otro artículo. Tan solo anotar que estos héroes, o Hombres Audaces, Nuevos Héroes (Editorial Molino), fueron unos pulps asombrosos (aunque criticados por ser copias literales de sus homónimos americanos), y además de los citados Hércules, Duke, o Yuma, tendríamos, por ejemplo: Tres hombres buenos, de Amadeo Conde (seudónimo de José Mallorquí); Ciclón, de M. de Avilés Balaguer, (pseudónimo de Manuel Vallvé López; un pulp copia de Bill Barnes), u otros como El Corsario Azul, de Francisco Batet; El Cruzado, de H.P. Draleba, ya en el año 1947.

Poco tiempo después, tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, Alemania recuperó el liderazgo en lo que a los pulps de ciencia ficción se refiere, y, como ya sabeis, eso es… ¡otra historia, otro artículo!

Fuentes

El Desván del Abuelito

Algunos pulps españoles

International Catalogue of Superheroes

The European Wold Newton Universe (1911-1920)

The European Wold Newton Universe (1931-1945)

Planetary romance, zombie mentors, and the rise of fascism: European pulp fiction 1914-1945