Canadian Pulp Magazines. Relatos, autores, y revistas. La historia de cómo un político, sin quererlo, apoyó todo la industria cultural de su país
De vez en cuando acercamos la mirada, desde una perspectiva histórica, a los diferentes rincones de nuestro planeta, para observar cómo, y qué medida, se desarrolló la Literatura Pulp, así como la cultura, el arte y los relatos que la describen. Relatos de amor, relatos de aventuras, relatos de terror, relatos… y más relatos; la esencia misma de la vida y la fantasía. Canadá, ése precioso país al norte de Estados Unidos, no iba ser ajeno al fenómeno, supongo que eso nadie lo duda, sin embargo, por el hecho de estar tan cerca de sus vecinos, primera potencia mundial del pulp, fueron menos productivos de lo que cabría esperar. A los canadienses les bastaba con importar pulps de otros países, especialmente americanos y británicos, y no fue hasta que, debido a la Segunda Guerra Mundial, se produjo una drástica reducción de estas importaciones y, entonces, solo entonces, las cosas cambiaron.
El caso de Canadá es uno de los más curiosos e interesantes. Por un lado, tenemos dos tradiciones culturales contrapuestas, como son la inglesa y la francesa, y por otro, una excesiva importación de pulps americanos. La edad de oro de las revistas pulp canadienses probablemente tuvo lugar a causa de la Segunda Guerra Mundial, pues en 1940, el gobierno canadiense aprobó un acta conocida como “War Exchange Conservation Act”, por la cual se limitaba, y en algunos casos se prohibía, la mayor parte de las importaciones de libros, periódicos, y cómics americanos. Esto provocó un florecimiento de la literatura autóctona, lo cual más o menos duró hasta que dicha acta se mantuvo vigente. Incluso se ha llegado a decir que, el Primer Ministro William Lyon Mackenzie King, por este hecho, se convirtió en el padre involuntario del verdadero pulp canadiense. En realidad, con esta norma lo que se pretendía era equilibrar el balance comercial de importaciones exportaciones con los Estados Unidos, reduciendo o prohibiendo la importación de todo aquello que no fuese estrictamente necesario. Palabras clave como “Detectives”, “Sex”, “Westerns”, o “Confession stories”, eran una necesidad ineludible, y de alguna manera había que suplir dicha necesidad. Y si bien al fin de la guerra el acta se revocó, mientras tanto, serían las editoriales canadienses las encargadas de tomar el relevo, y para entonces, ya había un camino abierto para los escritores del país. ¿Un político haciendo algo bueno? Sin quererlo, obviamente.
True Crime
Durante esta época de florecimiento, gracias a la Segunda Guerra Mundial, y al buen hacer del Primer Ministro, uno de los editores más destacados y que más luchó por la industria literaria canadiense, fue Al Valantine, y uno de los géneros estrella fue el conocido como “True Crime”, es decir, relatos de misterio, intriga, y detectivescos. Muchos de estos relatos, desde un enfoque tremendamente sensacionalista, estaban basados en hechos reales, sin embargo, la principal diferencia respecto a los americanos era el enfoque. Los pulps americanos de tipo “True Crime”, ofrecían una perspectiva netamente noir, donde la ley y la autoridad solían quedar en una posición moralmente injustificable. Los relatos canadienses de crimen y misterio, en cambio, tendían a enfatizar la ley y la justicia, como un garante en la lucha contra los delincuentes. Un claro ejemplo era el cuerpo de La Policía Montada del Canadá, cuya representación en la literatura estaba siempre impregnada de valores positivos. Nada que ver con los policías corruptos, borrachos, y pendencieros de los pulps americanos.
Uncanny Tales. Pulps de Fantasía y Ciencia Ficción.
Si existe una revista de relatos pulp canadiense por excelencia, ésa es Uncanny Tales (Relatos Asombrosos). Nota: No confundir con la revista pulp Americana de igual nombre, que se publicó en Estados Unidos desde abril de 1939 hasta mayo de 1940, por el editor Martin Goodman “Manvis Publications, Inc.”, y que en realidad era una reimpresión con cambio de título de STAR DETECTIVE (mayo de 1935 a noviembre de 1938)
Uncanny Tales fue una revista pulp que se publicó en Canadá entre noviembre de 1940 y septiembre de 1943, y aunque se dice que fue creada en respuesta a la reducción de importaciones establecidas por ley, lo cierto es que se adelantó un mes a la famosa acta, y teniendo en cuenta que poner una revista de este tipo en marcha requiere de cierto grado de planificación previa, es más que probable que hubiese tenido el mismo éxito de todas formas. Aunque esto nunca se sabrá.
Durante la era dorada pulp, y concretamente entre los años 1933 y 1951, lo usual en Canadá eran las reimpresiones de revistas pulp británicas y americanas, como por ejemplo Amazing Stories de Gernsback, siendo la mayoría réplicas exactas, y otras muchas el resultado de una mezcla de relatos de diferentes fuentes, pero poco o nada se publicaba de cosecha propia. No había la necesidad de publicar a autores canadienses. Las importaciones eran suficientes para satisfacer la demanda, y apostar por nombre consagrados, era apostar a caballo ganador.
Uncanny Tales fue la revista que dio un golpe sobre la mesa, y cambió las tornas. Tan solo se publicaron 21 números entre noviembre de 1940, y septiembre de 1943. Los 17 primeros números fueron publicados por Adams Publishing Company de Toronto, editada por Melvin Colby, y los posteriores por Norman Book Company de Toronto. Y, entre los escritores canadienses destacados que participaban en la revista, figuran nombres como Thomas P. Kelly, Leslie A. Croutch, John Hollis Mason, Dennis Plimmer, junto con publicaciones enviadas por otros escritores estadounidenses con los que se había llegado a un acuerdo para proporcionar material: Donald A. Wollheim (líder de los futurianos), o Sam Moskowitz (Queens Science Fiction League).
De estos 21 números que componen la serie los más importantes son los 6 primeros, puesto que son los únicos íntegramente originales, y en los que fundamentalmente publicaban autores canadieses. Uno de estos escritores era, ni más ni menos, que Thomas P. Kelly, escritor pulp canadiense apodado como “king of the Canadian pulp writers”, es decir, “El Rey”, pero que más bien fue famoso por sus novelas de crimen y misterio (Black Donnellys). En realidad la mayoría de los relatos que se publicaron en los primeros números de Uncanny Tales eran de Thomas P. Kelly, solo que los firmaba con múltiples seudónimos dando la sensación de que eran muchos los escritores que colaboraban con la revista. Si bien hoy en día hablar de Canadá y de escritores de relatos cortos, breves, es mencionar a Alice Munro, premio Nobel de Literatura, Thomas P. Kelly, es, como decimos, ¡El Rey! Después de estos seis primeros números, y ya con la restricción que había puesto el gobierno a las importaciones americanas, la revista cayó en malas prácticas, al comenzar a nutrirse de relatos publicados en pulps americanos como Weird Tales, Cosmic Stories o Stirring Science Stories, los cuales muchas veces se plagiaban, cambiando los nombres de los personajes y firmando la autoría con seudónimos falsos.
El caso curioso, dentro de este género, lo tenemos en la revista de relatos canadiense llamada Eerie Tales, cuyo nombre nos puede llevar a confusión. “Eerie”, que significa misterioso, es un calificativo que se usó en muchas revistas (al igual que “uncanny”), como por ejemplo las estadounidenses Eerie Stories (Harry Widmer, Magazine Publishers, Springfield), o, la más conocida quizás, y posterior, “Eerie, 1966 - 1983” revista de comic de la compañía Warren Publishing (de esta firma son las tres grandes, Eerie, Creepy, y Vampirella). Sin embargo, el caso que nos ocupa, la revista canadiense “Eerie Tales”, es curioso porque solo llegó a publicarse un único número en julio del año 1941. Esta revista, de la editorial C.K. Publishing, Toronto, se lanzó al mercado de una forma un tanto amateur, aunque con vocación de continuar todos los meses. En la portada destaca la firma de uno de sus autores, quien sino, Thomas P. Kelly, y que dio origen a todo tipo de especulaciones.
Pulps Franceses: French Fantasy Magazines
De forma paralela, y sobre todo en Quebec, también hubo una fuerte demanda de lo que se conocía como “French Fantasy Magazines”, o lo que es lo mismo, revistas pulp en francés. Dentro de esta categoría se publicaron muchas series de fantasía y ciencia ficción entre 1945 y 1960, tales como “Les aventures ètranges de l’agent X-13”, o “Les aventures futuristes de deux savants canadiens francais”. Lo más curioso de un país como Canadá, a la hora de observar la influencia y desarrollo del pulp, es cómo ha logrado de forma satisfactoria aunar dos corrientes distintas, como es la tradición fantástica americana / inglesa, y la francesa. Recordemos que las potencias más fuertes de la industria pulp fueron Estados Unidos por un lado, y Alemania y Francia, por el otro, y puede que Canadá sea el único país del mundo que aunó todas estas tendencias (pulps o escritores de origen alemán no creo que se publicasen muchos, la verdad).
Montreal fue el corazón de la industria pulp franco canadiense, con publicaciones como Les Éditions Bigalle, y Police Journal, a semejanza de los pulp americanos, pero que adoptaban el formato fascículo. Los Fascículos (“fascicules” en francés, y "booklet" o "pamphlet" en inglés), mostraban un tamaño más pequeño, y más o menos la mitad de gruesos que las revistas pulp americanas, por lo que no solían contener más de una historia. Y, como no, trataban todos los géneros más populares. Muchos de estos fascículos se centraban en la historia de un único personaje, ofreciendo sus aventuras semana tras semana, como por ejemplo “Les exploits fantastiques de Max Beaumont”, “l'insaisissable aventurier” y “Les aventures étranges de l'agent IXE-13”. Sin embargo, aunque estos personajes son netamente franceses, todos los contenidos de las historias estaban fuertemente influenciados por los pulps americanos. También se editaron muchas reimpresiones de material procedente de Europa, no solo de escritores franceses, y, aunque las importaciones no estaban en principio afectadas por la declaración “War Exchange Conservation Act”, cuyas prohibiciones tenían por objeto los Estados Unidos, lo cierto es que, a causa de la guerra, era muy difícil conseguir material proveniente de Europa, por lo que muchas editoriales canadienses únicamente podían recurrir a las reimpresiones y así poder satisfacer la demanda de sus lectores.
Muchas de las revistas de relatos pulp “True Crime” publicadas en Quebec, tales como Mon Magazine Policier, adoptaron la forma y el estilo de las revistas americanas, destacando las portadas con mucha acción y colores deslumbrantes. No solo publicaba a autores de Quebec, sino que también se nutrían de historias de Ellery Queen, Agatha Christie o Arthur Conan Doyle, entre otros. Aunque nunca alcanzaron la tirada de los fascículos, los reyes del pulp franco – canadiense.
Las portadas: Pulp Art
Arriba: Uncanny Tales era la revista pulp más representativa de Canadá. El estilo es el mismo que podemos encontrarnos en cualquier otro pulp, del pais que sea. Abajo, uno de los "fascículos" típicos de la corriente francesa que "competía" con la inglesa en Canadá.
Fuente: Canadian Science Fiction; French Pulp Collection; Canadian Pulp Industry; Uncanny Tales Magazine; The Golden Age of Canadian Pulp Magazines