Aprender a escribir bien, todo un reto. Pasajes Narrativos, Pasajes Descriptivos, y Diálogos. Aquí otro capítulo de nuestra guía práctica de cómo escribir una novela pulp
Separar el grano de la paja es un proceso mental, que todo lector lleva a cabo de forma inconsciente a medida que avanza en la lectura que tiene entre manos. En cambio, ¿hasta qué punto es el escritor consciente de ello? Grano y paja forman parte de un todo indiviso, donde el uno no podría existir sin el otro. A este punto, nuestro refranero popular cuenta con diversas expresiones, tal que así: «Una de cal y otra de arena, y la obra saldrá buena». Para nuestro artículo de hoy, la obra en cuestión será la novela que vamos a escribir, o que estamos escribiendo. Quien dice novela, dice relatos, solo que en este caso la situación es muy diferente dadas las restricciones del formato.
Dar con la formula clave a la hora de construir tu novela no es algo precisamente sencillo, pero necesario si quieres que ésta figure en las listas de libros recomendados, o ganar todos los concursos literarios, habidos y por haber. El error más común es introducir descripciones, comentarios, o información de los personajes justo en medio de una escena de acción. ¿Acaso no has encontrado un mejor momento para proporcionarle esos datos al lector, para metérselos precisamente ahora, cuando los personajes están a puñetazos, rodando por la alfombra? ¿Por qué después de chirriar los goznes de la puerta, y crepitar las maderas del suelo cuando el personaje entra en la mansión, y ya podemos sentir la gelidez del espíritu errante tras la nuca, tienes que contarme precisamente ahora el origen milenario de la reliquia que aparece en un estante, junto a la chimenea? Al menos sé breve, no es necesario que me cuentes cómo el tío Adulfo perdió la virginidad en su incursión al templo maya. ¿Qué? ¿Y además quieres hablarme de la familia de ella? ¡Para qué introduces personajes o situaciones en la historia, si no van a ser relevantes en ningún momento! Craso error.
No es de extrañar que muchos lectores, sin saberlo, hayan desarrollado una curiosa habilidad qué no sé muy bien cómo definir. Es algo así como lo contrario a leer entrelineas, es decir, leer un párrafo sí, otro no. Esto sucede sobre todo con los lectores compulsivos, los que disfrutan únicamente con la acción y la esencia misma de la historia, y no quieren perder tiempo recreándose con los detalles. Sin embargo, tal y como dijimos al principio de este artículo, no puede existir una mezcla perfecta si prescindimos de alguno de los elementos esenciales. Una novela no puede ser de principio a fin trepidante, no, necesita momentos de pausa, de reflexión, que hábilmente condicionen al lector para el torrente de sensaciones que el escritor le está preparando en el siguiente capítulo. Digamos que la paja es esencial, no tanto como elemento de relleno, sino como un elemento que da significado al conjunto. El problema es cuando se hace un mal uso de ella, y el lector se aburre.
Las secuencias descriptivas son, si uno se detiene un momento a considerarlo, una auténtica pesadilla. Probablemente existan infinitas maneras de describir un mismo hecho, un lugar, un personaje, o una escena de transición, pero resulta curioso cómo muchos autores sin darse cuenta de ello, suelen repetir la misma fórmula aprendida en diferentes obras (o incluso varias veces dentro de la misma), lo que a veces puede causar un efecto no deseado. Por el contrario, forzar las descripciones tiene a introducir elementos que las desnaturalizan, convirtiéndolas en inverosímiles o ridículas.
La finalidad de una secuencia descriptiva es, por un lado proporcionar información esencial para el devenir de los acontecimientos, y por otro, estimular al lector de forma activa para que desee saber cómo avanzará la historia. Y esto es, ni más ni menos, que paja o material de relleno inteligente, no aburrido. ¿Cómo lograrlo? La verdad, ni puñetera idea. A continuación os dejo un extracto de los consejos que ha publicado Charlie Jane Anders para la web io9.com, bajo el título: How to Write Descriptive Passages Without Boring the Reader or Yourself (Cómo escribir secuencias descriptivas sin aburrir al lector, o a ti mismo). Nota: Antes de comenzar con la disección, tener presente que no es lo mismo un pasaje narrativo (atiende a lo que sucede en la historia dentro de una línea espacio temporal), y el pasaje descriptivo (la narración se detiene en un hecho, un lugar, o un personaje concreto para proporcionarnos información necesaria sobre éste). El artículo se centra en los pasajes descriptivos.
1) Ser conscientes de ello: Es decir, conocer el problema y tratar en la medida de lo posible no ser aburridos, y tener presente si nuestras descripciones lo son. Conocer el problema evitará que lo pasemos por alto a la hora de hacer un repaso de nuestro trabajo. Hacer un esquema de los pasajes, y lo que pretendemos con ellos, es decir, asignarles un objetivo, puede ser un buen comienzo.
2) Utiliza los cinco sentidos. Y yo añadiría, mal vamos si solo utilizas cinco. Un buen escritor ha de tener mínimo seis o siete, aunque no me preguntes cuales son, porque yo no los tengo. En realidad no se trata de otra cosa que extrapolar un principio universal de la enseñanza y el aprendizaje. Es decir, todo maestro sabe que, cuantos más sentidos intervengan en el acceso a una experiencia nueva, mejor la comprenderemos. Pues esto es igual, solo que con una enorme dificultad añadida: el código. Mientras la tecnología no lo permita, el lector no podrá oler directamente el cocido de la abuela cuando la niña de coletas entra en casa después de jugar, ni podrá sentir el calor estimulante de un beso en el cuello, ni disfrutar con la policromía de un hermoso paisaje. Para poder hacerlo tendrá que interpretar el código, las palabras, el lenguaje que el escritor utiliza, y transformarlo en su cerebro. Y cuantos más sentidos intervengan en la descripción, más fácil le será captar el mensaje. Oler, ver, sentir, oír, saborear, todo ayuda. Pero cuidado con pasarte.
3) Sé breve, sé conciso. Amigo mío, que estás empezando en esto del noble arte de escribir, ya sabemos que tienes un manejo del lenguaje, que hasta en la RAE se mueren de envidia, pero no me des el coñazo con un despliegue abrumador de sinónimos que no sé ni lo que significan, ni habré oído jamás en mi vida. Y mucho menos si eres escritor pulp, que parece novato, por Dios. Y ya no digamos a la hora de escribir relatos. ¿Cuántas veces habremos encontrado en algún foro perdido de internet alguna de esas historias a modo de ladrillo, mal escritas, llenas de faltas de ortografía, y que en cambio nos la leemos entera para ver qué sucede al final? Probablemente tu excelente manejo del lenguaje no le interesa a nadie más que a tu propio ego, así que no te enrolles. Aprende a condensar la información, y a trabajar las frases que vas a utilizar. No escribas por escribir.
4) Descripciones dinámicas mejor que estáticas. Este es un consejo curioso de la autora, y quizás de los menos evidentes de cuantos hemos plasmado en el presente artículo. Lo que C.J.A. nos dice es que a la hora de describir una persona, una cosa, o un lugar, lo hagamos desde una perspectiva temporal, y no únicamente presente, lo que le añadirá más valor. Será más estimulante. Por ejemplo: “A juzgar por su constitución, hace tiempo fue un culturista, ahora no es más que una sombra de lo que fue”; “La habitaciones de la última planta del hotel, que en origen había sido construido como manicomio, aun conservaban restos que evidenciaban su uso como hospital militar durante la guerra”. Describir la evolución de una persona o cosa en el tiempo, siempre es mejor que describir una captura de imagen del momento. Sin embargo, aunque la autora no lo dice, aquí debemos tener cuidado de no entrar en conflicto con el punto uno, pues no se deben proporcionar demasiados datos que no sean influyentes para el transcurso de los sucesos.
5) Hazlo divertido. Bien, este punto, que la autora titula como «Make fun of the thing you're describing», no acabo de comprenderlo. En sus explicaciones diferencia entre “tone” (tono), y “genre” (género), y acto seguido nos remite a otro artículo donde profundiza sobre el significado de estos términos. Entiendo que por “tono” se refiere a estilo, al estilo propio del autor a la hora de describir personajes, hechos, o situaciones, y que en todo momento debe procurar ser lo más original posible. Esto es algo que salta a la vista en la utilización de símiles o metáforas, donde expresiones típicas como “su piel, blanca como la leche”, habría que sustituirlas por otras más ingeniosas. Lo cual, como no estés muy inspirado, la llevas clara. Que una expresión, un símil, sea ingenioso no quiere decir que sea divertido o simpático, y esto es algo que tendrá que ir en consonancia con el “tono” de la novela, naturalmente.
6) Proyectar sentimientos sobre un objeto inanimado. Aunque suena un poco extraño creo que esto es mucho más fácil que buscar comparaciones ingeniosas, y desde luego algo que a nivel personal me encanta, y suelo utilizar con frecuencia. ¿Os suena el animismo? El animismo es una interesante teoría o creencia religiosa según la cual todos los objetos tienen alma. Pues bien, de eso se trata, de describir paisajes y objetos atribuyéndoles sentimientos y / o cualidades humanas: “Las manecillas del reloj parecían tristes, hacía horas que habían dejado de sonreír”. ¿Lo pillas, verdad? Adoro esta técnica, y os aconsejo que la utilicéis con frecuencia.
7) Introduce tu punto de vista. Sin duda ésta es una técnica controvertida. De lo que se trata es de resaltar las descripciones, de hacerlas más vívidas, introduciendo un énfasis personal en las mismas. Si la narración es en primera persona del singular, esto es una necesidad, pero en los demás casos, si bien puede resultar útil, de no aplicarla bien corremos el riesgo de desnaturalizar a nuestros personajes. Aunque es ciertamente puede resultar muy útil para trasladar al lector una experiencia lo más rica posible de una situación en particular.
8) Restringe el uso de los diálogos. En este punto no estoy de acuerdo. Según la autora Charlie Jane Anders, confeccionamos la trama diferenciando por un lado las secuencias descriptivas / narrativas, como nexo y preparación para la realización de los hechos (background / trasfondo), y los diálogos, como concreción de los mismos, de la acción en sí. Lo que nos propone es que, si los pasajes descriptivos son realmente buenos, podemos evitar la transmisión de información en los diálogos. Bien, el problema del uso de los diálogos es que la mayoría de la gente no sabe utilizarlos, y es que esto no está al alcance de cualquiera. Si lo tuyo no son los diálogos, entonces sí que deberías tomar nota de esta técnica. Un claro ejemplo es Lovecracft y su obra. Apenas usa el dialogo entre sus personajes, y el resultado final es muy bueno. Sin embargo, en mi opinión, la forma más entretenida de transmitir información al lector es precisamente a través de los diálogos entre personajes, junto con las explicaciones oportunas por parte del narrador —pero para ello debes conocer bien la técnica del diálogo. ¿Te suenan de algo estos guiones?—. De por sí, los diálogos son amenos, dinámicos, constructivos, y ricos en matices. Además permiten al lector descubrir, a medida que avanza la narración, la realidad subyacente a ésta desde diferentes puntos de vista, y creo que es mucho mejor que largas descripciones prosaicas. Pero esto, como decimos, no está al alcance de cualquiera.
Y eso es todo amigos, al menos por ahora. Nota: Aunque en inglés, no deberías perderte tampoco los comentarios a pie de página del artículo que citamos como fuente de referencia. Y, si quieres seguir nuestra guía de consejos, aquí tienes más artículos: Guía para aprender a escribir.
Fuente: How to Write Descriptive Passages Without Boring the Reader or Yourself
Abajo: Portada Astounding Science Fiction. Septiembre de 1938. En la imagen observamos al doctor "Descriptius", en un examen práctico con una de sus alumnas aspirante a escritora pulp, acerca de cómo se debe describir una escena "weird". ¿Te atreverías a hacer una descripción de la portada, como preludio de la acción posterior?