Rompenieves 2013 (Snow Piercer | Le Transperceneige)Rompenieves: Lección magistral de cómo sorprenderte con una historia que habrás visto en el cine miles de veces ¿Nueva película de culto?

Rompenieves (Snow Piercer) es una película que se me ha colado en la imaginación sin que me diese cuenta, y ya la está poniendo patas arriba. No tenía ni la más remota idea de su existencia, y cuando la vi hace unos días, no esperaba otra cosa más que dormirme en el sofá. El argumento me parecía la típica trapallada distópica mil veces vista. Pero mi sexto sentido me decía que algo en ella era diferente, y que debía darle una oportunidad, así que lo hice. La vi, y minutos más tarde de ponerse el tren en marcha ya me di cuenta que ni de coña me iba a quedar dormido. Tras dos horas de viaje no nos queda otra que confirmarlo, esta película merece la pena y mucho. Una película de ciencia ficción post apocalíptica basada en la novela gráfica francesa titulada Le Transperceneige, por  Jacques Lob y Jean-Marc Rochette.

Mientras estás viendo Rompenieves no dejas de recibir estimulos que rememoran otros títulos conocidos, ya sean libros, películas o videojuegos, y aunque la trama está más que sobada, el planteamiento sí que es original. Pero… ¿de qué va? Bien, como suele ser habitual, y esta vez por acción directa del hombre, el planeta Tierra queda sumido en una Era Glacial que erradica la humanidad. Solo un visionario supo preverlo y construyó una línea de ferrocarril que da la vuelta al planeta, y sobre ésta un tren de movimiento perpetuo. Pero no un tren cualquiera, sino uno de última tecnología con diferentes vagones que, desde la cabeza a la cola, contienen lo necesario para la subsistencia. El tren siempre tiene que estar en marcha, y los supervivientes se reparten en clases sociales, siendo los parásitos, los esclavos, quienes viven recluidos en el último vagón en terribles condiciones, y la élite, según su importancia, más o menos cerca de la cabeza. Un día, un líder (interpretado por Chris Evans y difícilmente reconocible como su papel estrella de Capitán América) encabezará la rebelión; una rebelión de clases. Su objetivo, alcanzar la máquina.

El viaje de descubrimiento que emprende el grupo de esclavos que se levanta en armas contra el poder opresor está cargado de metáforas y simbolismos. Pero no nos engañemos, metáforas de pacotilla y filosofía de bolsillo. Esto no es una película sesuda, es entretenimiento puro sobre railes: Railroad Pulp Magazines. Historias de trenes. Con cada vagón que logra conquistar el grupo se nos revela algún misterio de la trama, y en cierto modo el hecho de lograrlo nos recuerda a las máquinas recreativas de los años ochenta donde tenías que superar diferentes niveles lineales con un jefe final en cada uno de ellos, hasta llegar al Súper Boss. Igualito. Resulta curioso como el mundo del cine está plagado de ridículas adaptaciones de videojuegos, y en cambio, la que podría ser la mejor adaptación de uno, en realidad no tiene nada que ver. De hecho supongo que no tardarán en sacar el videojuego de la película, si es que no lo han hecho ya. Genial el momento de «¿Qué habrá al otro lado de la puerta?». Los que solíais jugar a los arcades de los ochenta sabréis de lo que hablo.

El grupo rebelde, por supuesto, está perfectamente estereotipado donde cada una de las personalidades que lo componen tienen su función para que todo sea posible. Cuando todo parece estar perdido y las palabras temibles Game Over parecen una realidad insalvable, alguno de ellos entrará en escena, y el grupo podrá pasar de fase (genial el momento Antorcha Olímpica; es como cuando invocas un poder especial para superar lo que parece imposible). Fabulosa la recreación de cada uno de los vagones, donde incluso es posible que cada uno de ellos te recuerde a otra película, o a otra cosa. A mí uno me recordó a Gangs of New York, otro a Bioshock…, no, esperad, ahora estoy pensando en otro videojuego pero no recuerdo el título ¡mierda!

Rompenieves es un viaje de dos horas para salir de la oscuridad; así es la propuesta de cine post apocalíptico que nos propone el director surcoreano Bong Joon-ho (The Host, 2006), con una puesta en escena a cargo de un montón de caras conocidas: Chris Evans, John Hurt, o Ed Harris, entre otros. Un género que tuvo su máximo esplendor en la década de los ochenta, y que a partir del éxito de títulos como Mad Max, el espectador ha tenido la oportunidad de asistir incontables veces al fin de la humanidad y la evolución de ésta tras el logro de un puñado de supervivientes capaces de burlar su destino. La historia siempre es la misma, y el lema de Thomas Hobbes "El hombre es un lobo para el hombre", el eje vertebrador de la trama. Ante situaciones de escasez de recursos y de supervivencia, la polaridad de la conducta humana, sobre una balanza, muestra su mayor peso del lado más salvaje y primitivo, frente al justo y solidario. Y, como si de una metáfora se tratase, normalmente en este tipo de películas de final feliz dicho ejemplo nos arroja asimismo el resultado de la balanza, donde los malos se hunden en el fango por su propio peso, y los buenos se alzan victoriosos sobre estos contra todo pronóstico.

Las diferentes situaciones post apocalípticas que han servido de contextualización para historias similares van desde la primordial Arca de Noé y su Diluvio Universal, hasta las más actuales que suelen introducir elementos de horror fantástico como son zombies: La tierra de los muertos vivientes, 2005; o alienígenas (coño, pues no se me ocurre ahora ningún título relacionado con distopías post apocalípticas con alienígenas y luchas de clases sociales de por medio ¿es grave doctor? Bueno, a ver si luego me acuerdo… segundos más tarde, ¿District 9, podría servir?), o lo último en tecnología futurista: Elysium, 2013; o el no va más en moda punk: Doomsday: El día del juicio final 2008; o aquellas otras setenteras muchas de las cuales son para dar de comer a parte, como Zardoz, 1974. Otros títulos muy similares que nos podrían venir al recuerdo de forma inmediata, solo que en vez de un tren la situación es otra cosa, son La Isla (2005), Aeon Flux (2005), y...

Quizás el último tramo de la película acusa la desaceleración de la máquina, y el ritmo trepidante y vigoroso con el que arranca el viaje se suaviza, se relaja, cuando el destino se aproxima. Ese último tramo nos proporciona un ¿interesante? debate filosófico que para algunos pueda resultar aburrido, y de ahí la pérdida de interés. Un debate conocido en el que se justifica la crueldad y la existencia de clases para que el equilibrio reine sobre el caos, y las cosas tengan sentido. Pero como dice, quien lo dice, la cabeza sin la cola no puede existir, y la cola sin la cabeza tampoco. Ambas deben trabajar juntas, pero ambas deben aceptar lo que son. Sin embargo, a punto estuvimos de no ver esta parte de la película. La distribuidora, representada por Harvey Weinstein, tuvo sus más y sus menos con el director, pues quería estrenarla con un metraje más reducido.

Lo mejor: Muy entretenida y un soplo de aire fresco para un género en el que a día de hoy resulta casi imposible ser originales. Una factura impecable y una historia bien trenzada, a pesar de que es totalmente inverosímil (a veces incluso absurda por mucha ciencia ficción que tengamos entre manos), hacen el resto. Y además, así le damos un descanso al apocalipsis zombie, que de éste últimamente ya llevamos muchas películas.

Lo peor: A pesar de las sorpresas que iremos descubriendo a través del avance del grupo el resultado final es todo lo predecible que cabría esperar. Esta historia, aunque de formas diferentes, ya te la han contado un montón de veces. Si buscas algo más que entretenimiento, puede que te sientas defraudado. Es puro pulp, un pastiche de secuencias, y filosofía de galletitas de la suerte. No hay más. El último fotograma es bastante «tocapelotas» (te va a dejar cara de… ¿pero todo esto dónde lo habré visto yo antes?)

Veredicto: Original en las formas, que no en el contenido, supone una vuelta de turca más del cine distópico y post apocalíptico, donde el principal enemigo del ser humano es, precisamente, la falta de humanidad. Visualmente impecable, y con una puesta en escena trepidante y repleta de buenos momentos, no podemos hacer otra cosa más que recomendarla, sí o sí.

Nota: Si estás interesado en el cómic original, éste se titula Le Transperceneige, y fue publicado en Francia en el año 1982. Poco después se editó en España traducido bajo el título El Transglacial (Revista Totem), reeditándose años más tarde por la Editorial Bang!, con el título de El Rompenieves.

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