EI30
¿De verdad vas a prescindir del batiscafo, única vía de escape, dejando en manos de un extraño alien lo que te pueda suceder? ¿Y si te devora, como en los relatos pulp que tanto te gustan?
El alien corre que se las pela, y, por un momento, crees que te ha dado esquinazo, hasta que, ante vosotros, se abre una compuerta. Al otro lado, una nave auxiliar que tiene toda la pinta de ser un módulo de escape. El alien os hace sitio, y os invita a entrar. Propulsados por una misteriosa fuerza, en unos segundos estáis fuera y a salvo, sobrevolando las aguas del pacífico.
—¿Qué ha sucedido? —Pregunta Lucy.
—Muñeca —responde el alien, tras escanear tu cerebro y adoptar tus expresiones—, ya no tenéis de que preocuparos. La nave espacial ha implosionado, creando un agujero negro. La amenaza del Cubo de Togolek, y todo lo demás, reposa ahora en otra dimensión, en el más allá, donde ya no podrá hacerle daño a nadie.
¡ENHORABUENA, has finalizado con éxito la misión!
—¡Ah, y felicidades, doctor Ray —dice el alien.
—¿Por qué? —replicas.
—Su señora, la doctora Lucy está embarazada.
Con semejante noticia llegamos al final de tu aventura. Sí, Doctor Raymond Martini, has logrado el éxito absoluto, y además vas a ser papá. Ojala estuviese aquí Ronin para celebrarlo contigo, pero él no está. En su lugar, un nuevo amigo con muchos secretos, que tiene por sangre un líquido anaranjado de un valor incalculable.
Es de suponer que tus aventuras, lejos de terminarse aquí, no hayan hecho más que comenzar.
¡Buena suerte!
¿Y ahora qué?
Si quieres, regresa al principio y vuelve a intentarlo, o léete alguna de nuestras publicaciones.