¿Por qué se suicidó Robert E. Howard? Puede que las respuestas las encontremos al leer entrelíneas. Y esta antología, publicada por Valdemar, es una pequeña joya llena de sorpresas
Dicen que solo los buenos escritores se hacen del sufrimiento. Cuanto más hayan sufrido, mejores serán sus obras. La escritura es una forma de sentir, y la única manera de transmitir el horror, es haberlo vivido. A veces, a medio camino entre la locura o la esquizofrenia, surge la mejor narración posible, y este es el caso de autores como Howard o Lovecraft. Dos amigos con muchas cosas en común, a pesar de que la historia los recuerda de forma muy diferente. A cualquier persona que nos encontremos por la calle, si le preguntamos, seguro que sabe decirnos quien fue Lovecraft. Sin embargo, es muy probable que nadie sepa quien fue Robert Howard. ¿Por qué? ¿Acaso uno fue un escritor de primera, y el otro de segunda? Nada de eso. Curiosamente, los personajes de Howard son más universales que los de Lovecraft. Todos conocemos a Conan el Barbaro (originalmente “El Cimerio”), y, auque no tan populares, otros personajes como Red Sonya, o Salomon Kane, también tienen su hueco en la historia. Pero a nadie parece importarle quien los creó. Tengo una teoría al respecto; una muy simple. El nombre “Lovecraft” se graba en la mente y no lo olvidas, el otro no (¿tan importante puede llegar a ser este hecho?).
Howard fue un desgraciado toda su vida; una vida muy corta y llena de problemas. Murió en 1936, a la edad de 30 años. Se pegó un tiro en la cabeza, justo el mismo día en que murió su madre; y, un año más tarde, su amigo Lovecraft también murió, pero en su caso de una grave enfermedad. Las vidas de ambos escritores fueron muy distintas, pero con un nexo común. Las obsesiones, el sufrimiento, y la escritura como vía de escape, originaron lo que más tarde se conocería como las bases del terror actual. Pero a ninguno de ellos les dio para comer.
Otra pregunta, hablando claro,... ¿hasta que punto estaban bien de la cabeza?
Sigamos, las navidades pasadas, dándome un paseo por una conocida “casa de libros” me encontré con uno muy especial. Su presentación me atrajo de forma poderosa, y es que la editorial Valdemar… de esto sabe un rato. La cubierta del libro es realmente vistosa, pero lo cierto es que lo hubiese comprado de todas formas, aunque fuese una edición de bolsillo. Ese libro se titula “Los Gusanos de la Tierra, y otros relatos de horror sobrenatural”.
He de reconocer que pocas cosas había leído hasta ahora de Howard, y, teniendo en cuenta que a este autor se le considera como uno de los más importantes de la era dorada de la literatura pulp, y cuyas aportaciones a la conocida revista Weird Tales, han sido fundamentales para el género, pues fue casi una obligación.
¿De qué va ese libro? Bueno, pues se trata de una antología, una recopilación de sus 19 mejores relatos publicados en dicha revista (Weird Tales). Y la verdad, creo que es un libro imprescindible.
Son 19 relatos más o menos cortos, y en cierto modo nos desvela algunas de las claves que podrían responder a la pregunta con la que abrimos este artículo. De los muchos párrafos que podría mostraros, leed éste:
“Pero mientras yazgo esperando que la muerte me libere de mi larga enfermedad, veo con visión clara y segura el grandioso panorama de las vidas que ocupan el sendero detrás de mi. Veo los hombres que he sido, y veo las bestias que he sido.” (El jardín del miedo, 1934)
Éste es uno de los muchos relatos que ha escrito (sorprende que en una vida tan corta hubiese sido capaz de escribir tanto), y se publicó dos años antes de suicidarse. Este relato, al igual que la mayoría, está escrito en primera persona. Un dato para mi crucial. Y resulta evidente que esos personajes a los que no solo crea, sino que los hace propios, son siempre personajes atormentados, al igual que él.
Desea la muerte, y la desea porque el mundo solo es el contexto para una vida, la suya, que va más allá de la existencia terrenal, y que se prolonga a través del espacio y del tiempo. La muerte solo es una transición, y él la necesita. Se muestra inadaptada, oprimido, y sus intenciones son evidentes en cada línea.
En lo que a los relatos propiamente se refiere, como ya he dicho, la mayoría están escritos en primera persona, y hay de todo. Algunos, como el primero “En el bosque de Villefere”, 1925), son “malos”. Esto de malos es un decir, porque la calidad narrativa de este escritor es absolutamente excepcional, pero hay algo que no me gusta. Muchos de estos relatos resultan muy personales, con una descripción de los sentimientos a veces demasiado exhaustiva, y eso es un arma de doble filo. Si estamos ante relatos cortos, y la mayoría de los párrafos son descriptivos, al final nos encontramos con una historia simple, previsible, y de poco contenido. Para mi es muy, muy significativo que los tres mejores relatos de esta antología sean precisamente aquellos que están escritos en tercera persona. ¿Entendéis lo que quiero decir? Estos son: “El hombre oscuro”, una historia de bárbaros con el personaje de Turlogh O’Brien; “Los gusanos de la tierra”, una historia de venganza sobrenatural contra los romanos; y “Las palomas del infierno”, una casa encantada. El único relato verdaderamente terrorífico, es éste. El resto son más bien de tipo fantástico.
La facilidad de este autor para escribir historias con una temática de fondo tan variada, es digno de elogio. Aun así, el esquema es siempre el mismo. Los personajes suelen ser todos muy parecidos, lo cual es obvio si los entendemos como una proyección del propio autor. En cuanto a los diálogos, apenas los encontramos y son todos muy correctos. Todo está muy bien escrito, algo que quizás no parezca demasiado “Pulp”, sobre todo si lo comparamos con otro tipo de escritores, pero es que no tiene nada que ver. Quien piense que “pulp” es sinónimo de basura literaria, está muy equivocado. Una curiosidad respecto al vocabulario es que siempre nos encontramos con una serie de palabras que se repiten de forma constante, es como si fuese su sello personal, algo muy característico en lo que se conoce como el Círculo de Lovecraft. Algunas de éstas son: primordial; primigenio; crepúsculo; cósmico; eones; picto; carmesí; etc.
En conclusión, un libro imprescindible. Sobre todo para los que quieran aprender el estilo narrativo de los maestros, y para todos aquellos que quieran profundizar en el conocimiento del autor, de su personalidad.
- En el bosque de Villefère
- La serpiente del sueño
- Los hijos de la noche
- Los dioses de Bal-Sagoth
- La piedra negra
- El hombre oscuro
- La cosa del tejado
- El pueblo de la oscuridad
- Los gusanos de la tierra
- El hombre del suelo
- El corazón del viejo Garfield
- El valle del gusano
- El jardín del miedo
- Los muertos recuerdan
- El fuego de Asurbanipal
- No me cavéis una tumba
- Las palomas del infierno
- La sombra de la bestia