EI26

Amigo, estás perdiendo un tiempo precioso, pero como dice el refrán, vísteme despacio que tengo prisa. Ya veremos si tu estúpida imprudencia no nos cuesta demasiado cara, de hecho Lucy está a punto de estallar en cólera y montarte otro numerito como el de antes, solo que esta vez como te de una bofetada, fijo que te rompe la cara de tal forma que ni un experto en puzles podría recomponerla.

Regresáis al submarino, rezando para que ya no haya más kartoffeln dispuestos a torpedearos, o recibiros metralleta en mano, pero de haber alguno, lo más probable es que estén tocándose con la emoción de su inminente Cuarto Reich, así que, pasan de vosotros. Una vez dentro, revisas unos armarios en los que antes no te habías fijado, y sí, allí tienes un bonito par de equipos de respiración asistida. Te haces con ellos, y vuelta a empezar.

De nuevo te encuentras dentro de la nave espacial, y esta vez sí, abres la escotilla del batiscafo sin miedo. El interior de la nave es enorme, pero no es nada difícil seguir el rastro del teniente Wittmann; un rastro húmedo y anaranjado sobre el firme de la nave que parece perderse al otro extremo de un largo pasillo. Continúas por él, y al fondo, una compuerta. La abrís, y ahora, ante un nuevo espectáculo, os quedáis patidifusos.

Sin duda, estáis en la bodega de carga de la nave espacial. En el centro, el teniente Wittmann, admirando un pequeño cubo, no más de veinte centímetros de lado, que se sustenta en el aire, flotando, girando muy despacio. Cada cara es de un color diferente, pero al teniente Wittmann la única que parece interesarle es la de color negro, sin duda El Portal Oscuro.

Entonces escuchas como Wittmann comienza a pronunciar unas extrañas palabras en una jerga que no comprendes, como si quisiese invocar algo del más allá, y desde luego que tú se lo vas a impedir, ¿verdad?

Pues, para ser sinceros, es Lucy la que dispara en primer lugar. Inmediatamente tú haces lo mismo. Ambos vaciáis un cargador entero sobre el cuerpo sobredimensionado de Wittmann, lo cual semeja no tener efecto. Las balas salen rebotadas en todas direcciones, alguna incluso está a punto de hacer añicos tu escafandra; de hecho, una de estas balas perdidas causa un efecto inesperado.

De manera oculta a la típica inspección ocular que, una vez más se te ha pasado por alto, yace una cámara de hibernación, y en su interior, algo que despierta tras el impacto de una se esas balas. Cesáis la lluvia infructuosa de plomo sobre el kartoffeln, y ahora apuntáis al nuevo amigo que entra en escena alzándose sobre su imponente vertical, cuyo rostro semeja horrorizado; pero cómo saberlo, o cómo saber si tal apreciación no es algo que tú te imagines porque sí, cuando ni siquiera eres capaz de comprender sus gestos faciales, suponiendo que los tuviese. Un ser venido de otro mundo, con cabeza de pera invertida y extremidades más largas que un día sin pan. Pero claro, ahí no se acaban las sorpresas, mientras el alienígena parece querer hacerse con los mandos de una consola anexa, para vaya a saber usted que propósitos, un par de tentáculos comienzan a desovillarse desde el interior del cubo, saliendo por la cara oscura entre rugidos y bramidos, seguidas de sombras espectrales que no auguran nada bueno. Y es que ni siquiera puedes comprender cómo de un cubo tan pequeño pueden salir semejantes tentáculos, donde cada una de sus ventosas son más grandes que la campana de hierro de tu pueblo, el que te vio nacer, y que tañeron con ganas para que se enterase toda la comarca.

Lucy y tú sencillamente alucináis. La verdad es que habéis ido de cagada en cagada, y permitir que Wittmann llegase hasta aquí ha sido un error. Vale, es cierto, no habéis tenido mucha suerte; ¡pues a ver si la tenéis ahora! Ya sabes, lo importante no es si has jugado bien o mal, sino ganar. Esto es lo único que importa.

Recargas tu metralleta, y también la de Lucy, que te está haciendo ojitos para que la ayudes. Reemplazar el cargador se le resiste. Ahora os miráis, y Lucy te dice:

—Ray, ¿y ahora qué?

Sopesas las opciones. Este es vuestro último cargador. O bien os acercáis más a Wittmann, encarándolo, y tratando de dispararle en algún órgano vital, si es que tiene alguno, o bien disparáis al cubo, a ver si podéis volatilizarlo...; o bien os cargáis al alien, por si las moscas.

¿Qué haces? A continuación, tienes 3 opciones:

Opción 1: Encaras a Wittmann, y tratas de buscar su punto débil. Pincha aquí

Opción 2: Tú y Lucy disparáis al cubo, tratando de destruirlo. Pincha aquí

Opción 3: Disparáis al alien, antes de que se convierta en otra amenaza. Pincha aquí