Dagon, un Dios Primigenio o un pulpo a la gallega
La obra de Lovecraft, sus relatos, ha inspirado una enorme cantidad de películas de terror, sin embargo, la gran mayoría de éstas son producciones de serie b, muy alejadas de los circuitos comerciales. A excepción de Re-Animator (1985), dirigida por Stuart Gordon, el resto de adaptaciones difícilmente son reconocidas por el público en general. A cualquier persona que se le pregunte al azar, por la obra de Lovecraft y sus adaptaciones, muy pocos sabrían nombrar algún otro título que no fuese Re-Animator. Sin embargo, sí existen muchos otros títulos, y uno de ellos es el que ahora destacamos: Dagon, la secta del mar (2001), dirigida como no, por el ya citado Stuart Gordon, y producida por Brian Yuzna, otro habitual dentro del género.
Stuart Gordon y Brian Yuzna son el binomio imprescindible a la hora de revisar la obra de Lovecraft desde un punto de vista cinematográfico, y uno de los títulos más destacables, aparte de la citada Re-Animator (1985), u otros como Castle Freak (1995) o Re-Sonator (1986), fuera de la mítica era de los ochenta, y de los pocos que tratan directamente con los Mitos de Cthulhu, es Dagon, la Secta del Mar (2001), una más que meritoria adaptación del relato “La sombra sobre Innsmouth”, que cobra forma en la película dando vida al pueblo de Imboca, en una traducción forzada. Recordemos que tanto Arkham, Dunwich, Kingsport, como Innsmouth, son las cuatro principales localizaciones ficticias que dan vida al universo de los Mitos de de Cthulhu. En el caso que nos ocupa, Innsmouth es la morada de Dagon, y sus acólitos hombres pez “La secta del mar”. Una de las pocas producciones de la malograda Fantastic Factory, agradable iniciativa por hacer un tipo de cine diferente en España, pero que por desgracia todas sus producciones terminaron en fracaso, siendo Dagon una de las mejores, suponiendo que en algún momento podamos hablar de ella como una buena película. La productora, después de seis años de trabajo y nueve títulos, quebró.
El universo mitológico de Lovecraft, comúnmente conocido como Los Mitos de Cthulhu, es complejo y abundante, sin embargo, esto último se debe a las numerosas aportaciones de otros autores que le siguieron, encabezados por los trabajos de August Derleth, su discípulo. El universo mitológico de Lovecraft distingue varios tipos de deidades, cuya clasificación sería como sigue: Dioses Exteriores, Primigenios, y Arquetípicos. Lo curioso de esta clasificación la tenemos en el rechazo frontal de la eterna dualidad entre el bien y el mal, centrándose en un continuo que va desde lo menos malo a lo más malo. Así, en términos de malignidad, tendríamos sobre todos los demás, a los Dioses Exteriores, dueños y señores del espacio tiempo, y de los designios del Universo: Azathoth, Nyarlathotep, Shub-Niggurath, y Yog-Sothoth. Por debajo estarían los Dioses Primigenios, alienígenas con influencia directa en el planeta Tierra. Si bien Cthulhu es el más conocido de todos ellos, hay algunos otros más, como son: Bokrug, Hastur, Yig, Rhan-Tegoth, Chaugnar Faugn, Nug y Yeb, y como no, Dagon. Por último, tendríamos a los Dioses Arquetípicos, los menos malos, y que viven enfrentados a los Primigenios: Nodens, Hypnos o Bast, Kthanid, Ulthar, Vordavoss, Yad-Thaddag.
Con Dagon, La Secta del Mar (2001) hablamos de una cinta basada en el relato de Lovecraft ¨The Shadow Over Insmouth¨ (La Sombra sobre Innsmounth), película que seguro es desconocida para la mayoría de profanos en la materia, y que sin embargo está muy por encima de la calidad media de muchos otros bodrios que han gozado de mayor cobertura mediática. Tal y como hemos señalado en el párrafo anterior, Dagon es una deidad primigenia creada por Lovecraft, tanto para el relato “La sombra sobre Innsmounth”, como para el relato homónimo “Dagon”. Una deidad fuertemente influenciada por el Dios Pez Babilónico.
Toda la acción se sitúa en pueblo costero esculpido en piedra, en algún lugar indeterminado de la costa española, sin embargo, no resulta difícil adivinar que el enclave elegido se encuentra en Galicia. Tanto la preciosa panorámica del inicio, con los hórreos al borde del mar, como el hecho de no haber traducido el idioma en que se expresan los habitantes de Imboca, en gallego, resultan más que esclarecedores. Este último hecho no deja de ser original (a pesar de lo mal hablado que está), y le da un toque muy característico a toda la cinta, que como decimos, destila aroma a pulpo gallego de principio a fin. El pueblo en cuestión, para los más curiosos, es Combarro, en la provincia de Pontevedra.
Empezar a ver una película sobre los Mitos de Cthulhu, y nada más arrancar los títulos de crédito ver, entre otros, el sello de la Xunta de Galicia, por aquel entonces comanda por el señor Fraga, no hizo más que arrancarme una ligera sonrisa, y en cierto modo no esperar gran cosa, sin embargo, el desarrollo de la trama se muestra fresco y bien hilvanado, aunque los fallos sean más que evidentes, por no hablar de la que podría ser una de las escenas más estúpidas en la historia del cine. Me refiero a la secuencia en la que el protagonista, atrapado en una habitación de hotel, justo antes de que sea abordada por la muchedumbre enfurecida, no se lo ocurre otra cosa más que desatornillar el pestillo del cuarto de baño con una navaja, para volver a atornillarlo en la puerta principal. Ni que fuese MacGyver. Estúpido y absurdo es decir poco. Pero vamos, esto no es nada comparable con el reguero de errores garrafales que asoman por doquier. Por citar alguno de los más gordos, tenemos al protagonista tratando de hacer un puente a un coche, para lo que corta todos los cables, pero no lo consigue. Poco después, tras hacerse con las llaves, las introduce en el contacto como si nada hubiese pasado, y listo, arranca.
Sorprende el elenco actoral, donde destacan Raquel Meroño, en uno de sus escasos papeles como actriz de cine, cuya interpretación se limita lucir tipo, sobre todo en el tramo final donde la veremos completamente desnuda, junto con un aceptable, simpático, y fuera de lugar Paco Rabal, quien literalmente se deja la piel en la que sería su última película, puesto que falleció meses después. También cabe destacar el papel secundario de sacerdotisa a cargo de Macarena Gómez, una especie de sirena pulposa muy alejada del papel que la hizo famosa en la serie La Que se Avecina. En cuanto al actor protagonista, Ezra Godden, un perfecto desconocido que sencillamente hace lo que puede, que no parece mucho.
Dagon, La Secta del Mar (2001) es de las pocas adaptaciones que existen de Lovecraft directamente relacionadas con Dagon y los Mitos de Cthulhu (o puede que la única, pues no sé de ninguna otra), y a pesar de no ser una buena película, sí que es bastante fiel al relato en que se base, y en líneas generales, merece la pena verla. A mí, por lo menos, sí que me ha gustado.
Dagon, La Secta del Mar (2001). Trailer.