Pistolas de munición infinita, gesto impávido y mal encarado hasta cuando follaban, tiros y explosiones ya en los títulos de crédito…, así eran los héroes de acción y las películas de los ochenta. Músculos y mucha violencia para unas tramas que de ninguna manera podían ser más complicadas que un Cuaderno de Rubio —vistos hoy en día, porque de crio… —. Los malos siempre eran muy malos; y los buenos siempre unos caballeros prestos a salvar a la doncella, unas veces una inocente rubia, y otras una incauta muchachita de estética ciberpunk…, o con unas blusas a cuadros poco recomendables…, por no hablar de sus bragas, y es que la lencería de los ochenta no es como la de ahora. Aquellos eran otros tiempos.
La fascinante historia del buque acorazado que desapareció sin dejar rastro el 22 de febrero de 1949; fuente de inspiración para nuestra novela pulp: Zombis vs Vampiros. En primer lugar conozcamos algunos detalles acerca de estas fortalezas flotantes, asombrosas en todas sus dimensiones: los acorazados, Capital Ships antes de que los portaaviones cogiesen el relevo. ¿Te gustaría saber algo más del USS Vergent? Aquí tienes la guía que necesitas.
Aquí tenemos un nuevo capítulo de nuestra guía…; bueno, más que guía en realidad se trata de una especie de diario con experiencias personales, y, como no podía ser de otra manera, totalmente desordenadas. Lo siento, pero no se trata de algo premeditado. Más artículos AQUI. Bien, en la entrada de hoy le toca turno al tema del ISBN (International Standard Book Number), ese extraño código numérico que aparece en todos los libros que tienes en tú librería, y que, quizás, no sepas ni para qué sirve, ni por qué deberías tener uno. Un escritor aficionado ya tiene suficiente trabajo con pasar a papel todas sus locuras como para aun encima preocuparse por cuestiones como ésas, ¿no? Siendo escritor, es “razonable” que cuestiones como el ISBN te importen un bledo, pero no así como editor. Y claro, en nuestro caso, el de los autoeditores tipo “Juan Palomo”, pues algo sí que deberíamos saber al respecto.
¡Esta vez sí! A petición de un usuario, y en la medida de lo posible, trataré de completar mi pseudo guía "autoreflexiva" sobre cuestiones de interés para el escritor novel -Aquí-. Decir antes de nada que ni soy un experto en dudas legales, ni pretendo serlo. Todo lo que yo pueda decir lo hago a título personal y en base a experiencias propias, por lo que no deberías tomártelo al pie de la letra, y, en último caso, hacer tus propias consultas a quien corresponda. Si algo de lo que puedas leer aquí no es correcto... ¡dilo!
Cuando un escritor aficionado decide tomarse las cosas un poco en serio, con toda seguridad no encontrará más que dificultades, y en la mayoría de los casos será él mismo quien deba dar respuesta a todos los problemas que le surjan. Ya hemos hablado como la edición digital va un paso más allá en el concepto de autoedición, optimizando las perspectivas de mercado y reduciendo significativamente el riesgo, entendiendo por riesgo el capital necesario para sacar adelante un proyecto de estas características. Pero...
Llegados a este punto, una vez que el escritor ya tiene su flamante libro recien salido de la imprenta, sus maravillosos relatos en versión ebook, o su fascinante criatura pulp, todo ello perfectamente corregido, maquetado, y con su correspondiente ISBN (imprescindible para poder venderlos en una tienda), la duda que surge, sobre todo en términos legales, es la siguiente ¿Tendré que hacerme empresario para poder vender mi libro? ¿Tendré que hacer facturas? ¿Tendré que cobrar IVA? La respuesta sería…, depende, pero… ¿de qué depende?
Si algo he aprendido, es que esa pregunta no resulta fácil de responder, y tampoco es que haya mucho consenso al respecto, pero aun así, algunas cosas creo que las tengo bastante claras.
Revisando antiguos correos al fin encontré un par de ellos que vienen como anillo al dedo. Se trata de unas consultas que realicé tiempo atrás, más o menos cuando, aún en ciernes, barajaba la posibilidad de constituir una empresa, es decir, una editorial (por suerte, o por desgracia, siempre me gusta pensar a lo grande).
En las líneas que siguen reproduciré un par de correos / consultas que en su día realicé a BIC Galicia (Centro Europeo de Empresas e Innovación de Galicia), un organismo oficial para el asesoramiento de nuevos empresarios. Aunque las consultas se realizaron en la Xunta de Galicia, las conclusiones son válidas para el resto de comunidades.
Hoy me he dedicado a revisar correos y desempolvar viejos proyectos. Ya sé que uno de ellos debería ser sobre fiscalidad, tal y como le había prometido a uno de los usuarios, pero no será en esta ocasión. Hace ya algún tiempo, cuando empecé con esto de la edición digital, me sorprendió el hecho de ver como se comercializaban sin pudor ebooks, sobre todo en webs como Amazon, de obras clásicas. Fue entonces cuando se me ocurrió colocar en esta web un área de descargas donde cualquiera tuviese acceso a una apetitosa lista de relatos clásicos en formato epub, me refiero a clásicos de estilo pulp, es decir, la obra de Lovecraft, Howard, y un largo etcétera. Cómo es obvio, esto llevaba implícitas unas serie de dudas legales; y como cuando tengo una duda lo primero que hago siempre es preguntar, pues eso fue lo que hice. Seguidamente reproduzco la consulta realizada meses atrás a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos).
Antes de empezar con la web, y antes de darme a conocer como escritor aficionado, un buen amigo ya me advirtió no solo de las dificultades, sino también de las zancadillas. Para alguien que empieza, el simple hecho de empezar ya es difícil de por sí, pero lo peor sin duda llega cuando pretendes asomar la cabeza. No solo nadie te echará una mano, sino que los palos llegarán por todas partes; supongo que eso de machacar al que empieza es el deporte nacional de nuestra querida España, y aunque ya estaba advertido, y a pesar de llevar experimentado durante varios meses todo tipo de desprecios, tanto por acción como por omisión, lo cierto es que hoy acabo de sumar otro palo, aunque un tanto especial por su caracter inesperado.
Hace un año, más o menos (hay que ver cómo pasa el tiempo), reflexioné en voz alta acerca de las dudas que tenía como escritor novel, unas dudas que seguro son compartidas por muchos de vosotros que, al igual que yo, tratan de abrirse camino en este noble, aunque a veces denostado, arte literario. Dicho artículo es éste: Dudas típicas de un escritor principiante. Reflexiones en voz alta. ¿Os acordáis? Bueno, desde aquellas algunas cosas han cambiado y algunas otras puede que las vea desde otra perspectiva. A falta de actualizarlo, en las líneas que siguen me dedicaré a hablaros de algo muy distinto, me refiero a… ¿cómo obtener beneficio de nuestro trabajo? Y para ello hay ciertas webs que pueden resultarnos muy útiles, pues se dedican a vender descargas por nosotros. ¡Ojo!, no estoy hablando ni de Megaupload, ni Fileserve..., ni nada parecido, que ésas ya sabes todos que son para otra cosa. No confundir. Se trata de vender descargas, y nuestra novela convertida en libro electrónico o ebook, es a todos los efectos una descarga.