Los cuclillos de Midwich, novela de ciencia ficción de John Wyndham que dio lugar a la famosa película «El pueblo de los malditos». Nuestro amigo Eihir le pega un repaso a todo esto

Cuando uno se ve inmerso en una tertulia junto a los amigos, tomando unas cervezas y hablando de películas y libros de pulp, suelen surgir los mismos nombres de siempre, y más si la charla circula sobre el tema de las invasiones alienígenas. Los ladrones de cuerpos de Jack Finnell, ¿Quién Anda Ahí? de John W. Cambell, Invasores de MarteEl amo ha muerto de Harry Bates..., y por supuesto sus versiones cinematográficas (La Invasión de los Ultracuerpos, La Cosa o Ultimátum a la Tierra, por ejemplo) son los primeros títulos a relucir. Sin embargo existen muchas otras novelas cuyo éxito se ha visto ensombrecido por el paso del tiempo y por el aplastante éxito de sus competidores. Así pues, hoy hablaremos de una de estas obras que no voy a decir que sean secundarias, pero que por un motivo u otro la historia las mantiene en un peldaño por debajo de otros títulos de renombre, me refiero a Los Cuclillos de Midwich, una novela sobre la cual, hasta la fecha, se han rodado tres películas. Puede que la novela no os suene de nada, pero seguro que si mencionamos el terrorífico título de... «¡El Pueblo de los Malditos!», entonces la cosa cambia; ¿verdad?

La Novela: Los cuclillos de Midwich

Los Cuclillos de Midwich es una novela de ciencia ficción dentro del género de invasiones alienígenas (eso sí, invasión sibilina) cuyo autor es John Wyndham, y que fue publicada en el año 1957. Wyndham fue un conocido escritor de ciencia ficción más famoso por obras como El Día de los Trífidos (otra invasión alienígena, pero ésta de carácter postapocalíptico) o El Kraken Acecha (donde los extraterrestres atacan desde el fondo marino), todas ellas historias de alienígenas que invaden lugares apacibles donde importa más la forma en que se comporta la gente corriente al enfrentarse a lo extraño que la propia invasión en sí. De hecho el propio autor autodenominó su estilo narrativo como “ciencia ficción lógica”, pues los acontecimientos catastróficos que ocurren en la trama suelen sucederles a personas corrientes, personajes fuera del estereotipo de héroe clásico que simplemente usan como arma su comportamiento lógico y su pensamiento coherente.

Los sucesos narrados en esta novela (la cual, por cierto, se lee en poco tiempo) ocurren en el tranquilo y apacible pueblo de la campiña inglesa de Midwich. Un día cualquiera es avistado un objeto extraño, y poco tiempo después todo aquel que se encuentra en las inmediaciones cae inexplicablemente bajo los efectos de la inconsciencia. Tras pasar un día, el objeto extraño desaparece llevándose consigo el misterioso efecto inconsciente, y los habitantes del pueblo vuelven a la normalidad. Sin embargo la tranquilidad les dura poco, ya que enseguida se dan cuenta de que todas las mujeres del pueblo han quedado embarazadas al mismo tiempo, y todo hace pensar que ambos hechos están relacionados. Pero lo más inquietante serán las criaturas de ojos dorados que nacen de esos embarazos, pues rápidamente quedará patente que poseen extraños poderes y que no se comportan como niños normales…

Lo primero que se preguntará cualquiera al leer el título es qué diablos son los cuclillos. Pues son aves que ponen sus huevos en los nidos de otras aves ni más ni menos. Y esta es precisamente la premisa de la novela, plantear lo que ocurriría si unos extraterrestres pusieran su semilla de forma artificial en el interior de mujeres humanas, de forma que las criaturas creasen sentimientos contradictorios de amor y rechazo. ¿Se les debe tener cariño, como seres nacidos del interior de mujeres humanas? ¿O por el contrario hay que odiarlos, por haber sido originados como parte de un experimento alienígena con fines invasores?

El autor evita las tan manidas convenciones de invasiones alienígenas (olvidaos de criaturas monstruosas, naves nodrizas destructoras y ejércitos masivos armados con cañones laser) y construye una historia donde lo único sobrenatural es el estrambótico aspecto de los niños, su rápido crecimiento, su mente colectiva, y ciertos poderes psíquicos como el control de personas. Lo mejor de esta obra es su tensión paulatina que tiene su mejor momento en el clímax final (con sacrificio incluido), además de las reflexiones morales y filosóficas como el papel de la mujer en la sociedad, las costumbres de la época (imaginaos los sentimientos de toda la población femenina embarazada sin haberlo previsto, sean solteras o casadas) o la importancia de la supervivencia ante cualquier otra consideración.

Sin embargo, no sería honesto por mi parte obviar que aunque esta novela tiene un cierto carácter pulp, adolece de ciertas carencias como falta de ritmo en algunos capítulos, personajes un tanto confusos, y ciertas dosis de conveniencia forzada de los acontecimientos para que todo termine como debe ser. Y a pesar de ello el autor consigue crear un gran relato clásico de ciencia-ficción ciertamente apasionante en su conjunto.

«Hemos querido hacer del mundo una selva, y en la selva sólo sobrevive el más fuerte».

Película: El Pueblo de los Malditos (1960, Wolf Rilla)

Protagonizada por George Sanders (conocido actor secundario del cine clásico y que llegó a alzarse con un Oscar por su papel en la película Eva al Desnudo) y rodada en blanco y negro, esta película plasma con maestría el argumento de la novela de Wyndham. El guionista supo resumir con acierto las doscientas páginas de la novela en una hora y cuarto de metraje, eliminando personajes secundarios innecesarios y farragosos delirios filosóficos. El resultado es una cinta clásica fundamental dentro del género, más centrada en los aspectos de la intriga y el misterio y dejando de lado factores como el origen de los niños.

Aquí el espectador vuelve a encontrarse con los habitantes del pueblo sumidos en ese extraño estado de inconsciencia, el posterior embarazo de las mujeres del pueblo, los niños de aspecto y costumbres distintas, y por supuesto los temas del miedo a lo diferente, el rechazo a lo que no se comprende, y la supervivencia de las especies. Al ser una adaptación muy fiel de la novela no hay ninguna sorpresa para todo aquel que la haya leído, y ambos finales son exactamente iguales.

A destacar la interpretación del hijo del protagonista, David, portavoz de la manada de esa especie superior al hombre, que en todo momento hace creer al espectador que se trata de un niño frío y distante carente de todo sentimiento. Y eso que normalmente los films protagonizados por niños suelen incluir infantes desesperantes y sin carisma alguna, pero este chico supo bordar el papel.

Resumiendo, una lección ejemplar de que es posible realizar una obra magistral de ciencia-ficción con tintes de terror contando con escaso presupuesto (los efectos especiales son mínimos y prácticamente se ciñen a un par de explosiones y el efecto de la mirada salvaje de los niños), gracias a una adaptación muy fiel a la obra original ya una soberbia dirección. Rilla sabe dosificar la intriga durante todo el metraje, mostrando como los habitantes del pueblo pasan de una primera fase de desconcierto a la inquietud, rechazo y finalmente al miedo (algo así como ocurre en otras películas clásicas del mismo estilo, como La invasión de los ladrones de cuerpos de Don Siegel). El Pueblo de los Malditos debe incluirse en ese estilo de películas de invasiones alienígenas tranquilas, con un cierto toque de cine apocalíptico (ya que se mencionan otros sucesos similares en otras partes del mundo), si bien es cierto que en la película no explican claramente el origen de los niños (lo cual en realidad no importa demasiado, pues lo verdaderamente importante no es la causa sino la consecuencia).

Película: Los Hijos de los Malditos (1963, Anton Leader)

Tres años más tarde de la película anterior se estrenó esta secuela, si bien es cierto que evita totalmente todos los sucesos ocurridos como si éstos no hubiesen sucedido nunca. Podría ocurrir que simplemente ambos sucesos (los de Midwich y los de Londres) ocurren de forma paralela, o incluso que estamos ante una precuela de El Pueblo de los Malditos. De todas maneras no importa mucho, ya que lo que el espectador encuentra aquí es un poco más de lo mismo.

En esta ocasión tenemos a seis niños de seis países distintos, todos ellos nacidos sin padres y que se comportan de un modo extraño, además de ser superdotados. Los niños quieren ser investigados por un equipo de la UNESCO, pero escapan de sus respectivas embajadas para refugiarse en una antigua iglesia en ruinas. Los militares y políticos tendrán que debatir sobre si estos niños son o no una amenaza, y por tanto si deben ser destruidos, más aún si cabe al darse cuenta de que han construido un arma sonora con la que terminan matando a varios soldados. Al final los acontecimientos se precipitarán dando lugar a un trágico final, algo diferente al de la novela original.

La película en sí es bastante entretenida, pero no llega a la altura ni de la novela ni de la película de 1960, además de que difiere en varios aspectos de lo narrado en dichas obras. Aquí se descubre casi al final de la película que los niños en realidad son humanos evolucionados en un millón de años, como el hombre lo es del simio. Además, los niños se sacrifican porque ven que el mundo no está adaptado para ellos, y su existencia es incompatible con los descerebrados y egoístas humanos de la época. Y como última diferencia, señalar que en esta ocasión los niños tienen diferentes aspectos físicos, careciendo de esa uniformidad de pelo albino y ojos dorados, si bien poseen la mirada salvaje cuando usan sus poderes.

Definitivamente, una película digna con un final un tanto estúpido (lo del destornillador que causa accidentalmente el fatal desenlace es demasiado pueril y forzado) pero que sigue plasmando en parte algunas de las ideas de la novela original.

Película: El Pueblo de los Malditos (1995, John Carpenter)

Interpretada por Christopher Reeve en su última aparición cinematográfica antes de sufrir el fatal accidente a caballo, este remake noventero del original retoma el mismo argumento pero trasladando la acción a Estados Unidos. Dirigida por Carpenter, esta película posee un carácter más cercano al telefilm de bajo presupuesto, alejándose de producciones más exitosas del cineasta como La Cosa o 1997: Rescate en Nueva York. Sin embargo se nota la huella de Carpenter en su acercamiento al terror con ese toque fantástico, puesto de manifiesto en la forma de tratar a los niños.

Aunque en su momento esta película fue un fracaso de crítica y taquilla, es un homenaje al clásico de 1960, con ciertas diferencias como la presencia de un niño bueno frente al resto de infantes cuyos actos son claramente malvados. Fiel a un estilo donde predomina la narración sutil frente a los efectos superficiales, es una puesta a punto donde tal vez su mayor defecto sea el no haber arriesgado un poco más introduciendo alguna sorpresa, pues hasta la escena final de la película es demasiado similar a la original.

En cuanto al reparto, varias caras conocidas, aunque el peso de la película recae sobre los hombros de Reeve en un intento exitoso por alejarse del papel de Supermán. La cruz tal vez lo pone Mark Hamill, cuya aparición como sacerdote del pueblo es meramente una aparición testimonial, si bien en los escasos minutos que le otorgan consigue hacernos olvidar que una vez fue Luke Skywalker. Los niños hacen bien su papel, destacando tanto la jefa de los malvados como el niño que hace de David, el único que parece poseer sentimientos humanos. El resto de interpretaciones, como Kirstie Alley o Michael Paré, simplemente correctas para rellenar el guion.

En resumen, una película de Carpenter que no ha envejecido demasiado bien, pero que respeta el clásico con honestidad hasta el punto de que resulta interesante visualizarla de vez en cuando para comparar sus diferencias tanto con la novela como con la película de 1960.

Conclusión

Tanto Los Cuclillos de Midwich como sus versiones cinematográficas son obras muy interesantes debido a que recurre a una forma de invasión alienígena muy distinta a la que podemos encontrar en otras historias. Un ataque desde dentro que plantea diversos dilemas morales, como los límites a la propia supervivencia como especie. Si bien es cierto que carece de un ritmo más pulp que otras historias similares, su propuesta aún sigue resultando bastante atractiva y sigue siendo una obra absolutamente recomendable.

Así que ya sabéis, queridos lectores, que si alguna vez os encontráis con un bebe de pelo rubio platino y ojos de mirada extraña, mejor no lo molestéis. Porque de lo contrario tal vez os veáis forzados a caminar por una extraña compulsión justo en medio de la calzada, mientras un brillo siniestro ilumina los ojos del bebe…

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